Ana recuerda cuando llegó a Madrid, hace ya casi cuatro años. Recuerda los miedos, la incertidumbre, los sueños tanto tiempo acumulados en su estómago, en cada poro de su ser. Recuerda la escuela de actores donde confirmó lo que siempre había sabido: ella quería ser actriz, y no importaba el tiempo ni los caminos que tuviera que recorrer. Como tantas otras, esperaba su oportunidad trabajando como camarera los fines de semana. Aún recuerda la frase de aquel tipo: "Guapa, en esta ciudad sobran actrices pero siempre faltarán camareras". Recuerda con orgullo todo lo que tuvo que dejar atrás para poder seguir mirando hacia delante. Hoy por fin está entre bambalinas, es el día de su estreno, y aunque sabe que sólo es un papel de figurante, sin frases, tiene claro que lo ha conseguido. Sonríe y alza la cabeza mientras camina sin vacilar hacia el escenario. Hoy, por fin, empieza todo.

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