EN el aula, de pronto, eclosionan las emociones con una intensidad desmedida. Surgen, porque los sentimientos de las niñas y niños se muestran con su encanto natural, su viveza y su completa desnudez, sin disfraz que oculte el verdadero magma del volcán interior. Tengo ya larga memoria de esas conmociones, que me causaron como si me hubieran arrojado una estrella y me hubieran dado en lo más vulnerable e impresionable del ser.
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