LA ingente cantidad de películas rodadas en Almería entre los años 60 y 70 generó un bullicioso star system de actores y actrices que se engancharon al cine de serie B como forma de darse a conocer al gran público. La dinámica edad dorada de las coproducciones europeas supuso una plataforma para un plantel de profesionales que hoy en día han caído en el olvido y se hace necesaria una revisión, y en muchos casos una reivindicación, de rostros que nos acompañaron durante muchas tardes de cine de barrio, de sesiones dobles donde lo de menos era la calidad de producto (que la había en muchos casos) sino el placer de la aventura, el suspense, el terror o la acción que siempre ha acompañado el cine de genero y el sentido de la maravilla que envolvía muchas de estas películas.

Entre las actrices destacó con luz propia la almeriense Nieves Navarro García, más conocida internacionalmente entre los aficionados por su nombre artístico: Susan Scott.Nacida en 1938, comienza a trabajar como modelo publicitaria y en programas de televisión hasta que logra dar el salto a la pantalla grande de la mano de uno de los grandes cómicos europeos en "Totó de Arabía" (1964) donde también coincide con uno de los rostros habituales del spaghetti western: Fernando Sancho. Aprovechando el boom del desembarco italiano el Almería comienza a rodar títulos tan interesantes como "Una pistola para Ringo" (1965), "El halcón y la presa" (1966), "Los largos días de la venganza" (1967) y aparece en algunas comedias nacionales como "Crónica de nueve meses",o "Amor a todo gas"(1969).

Susan ( o Nieves) posee una belleza limpia, con toques mestizos, lo cual le facilita la interpretación de personajes mexicanos en los eurowesterns que, aprovechando la estela abierta por Sergio Leone con su monumental "Trilogía del dólar", gozaron de gran tirón entre el público de la época, revitalizando un género que los americanos ya habían dado por muerto y dándole el peculiar toque europeo que ofrecía un oeste más sucio, seco y, sobre todo, violento a un espectador hambriento de sensaciones físicas. En estas películas trabaja con estrellas de la talla de Lee Van Cleef, Yul Brynner ( del cual recuerda que se tenía que subir en un taburete cuando rodaban para parecer más alto que ella), Giuliano Gemma o Tomas Milian.

En 1967 su carrera toma un nuevo giro al contraer matrimonio con Luciano Ercoli, director italiano que se la lleva a Roma donde comienza una fructífera trayectoria en Italia como protagonista de diversos giallos ( thrillers de misterio de gran éxito en el país trasalpino basados en pequeños libros de suspense con la portada de color amarillo, de ahí su nombre, y que recuerda a la literatura pulp norteamericana) entre los que destacan "La muerte camina con tacón alto" (1971) y "La muerte acaricia a medianoche" (1972), ambas dirigidas por su marido, que la sitúan en lo más alto de su carrera como actriz. Serán estas interpretaciones las que la colocarán en una posición de privilegio como actriz de culto entre los aficionados al género.

A finales de los setenta se sube a la tumultuosa época del destape ("había que seguir pagando las facturas") en los que protagonizó títulos tan sugerentes como "Emmanuelle y los últimos caníbales" (1977), "Dulce piel de mujer" (1981) o "El alcalde, Doña Pura y el follón de la escultura" (1983), que no acaban de relanzarla en España.

A partir de ahí su carrera comenzó a ralentizarse y decide retirarse prematuramente del cine a los cincuenta años, y lo último que sabemos de ella es que estaba viviendo en Barcelona junto a su marido, aprovechando para pasear, ir al cine, al teatro y disfrutar de una excelente madurez. No esta de mas que recordemos a una de las actrices almerienses con una carrera más internacional y merecedora de cuantos homenajes puedan serle otorgados por las instituciones de la ciudad.

Tal vez uno de los galardones del Festival Internacional de Cortometrajes de Almería haría justicia a una carrera digna de elogio.