| Incienso cofrade |

Ginés Valera (Hermano De La Santa Cena)

Imagineros de Semana Santa

El hecho de que muchas de las imágenes sean recientes de debe a que buena parte de las mismas fueron destruidas en la Guerra Civil · La Semana de Pasión en Almería cuenta con toques de imaginería sevillana

QUE las imágenes titulares que procesionan en la Semana Santa de la Ciudad de Almería sean recientes se debe a la pérdida irrecuperable de muchas tallas en la Guerra Civil y a la juventud fundacional de la mayoría de las Hermandades y Cofradías. Siendo decana de éstas Soledad (1772) junto a Santo Sepulcro, Encuentro y Borriquita de la década de los años veinte de la pasada centuria, le siguen en veteranía las Cofradías que nacen tras la contienda: Angustias, Amor, Estudiantes, Silencio, Prendimiento, Resucitado y Escucha; hasta llegar al resurgimiento cofradiero que estalla en los ochenta con Perdón, Santa Cena y Macarena y en los noventa con la aparición de Coronación, Estrella, Pasión, Gran Poder, Rosario del Mar, Caridad, Unidad y Los Ángeles.

Entre las más antiguas imágenes de nuestro patrimonio religioso, situamos a Nuestro Padre Jesús Nazareno, un Salzillo de 1745 que sale con el Paso Morado de Huércal-Overa y Nuestra Señora de la Paz, de autor desconocido de la escuela granadina del siglo XVIII. Destaca en los 40 el polifacético indaliano Jesús de Perceval que talló el Cristo de la Escucha (réplica de una pieza desaparecida que databa del siglo XVI) y el Cristo crucificado del Amor. Citar también en esta época al Cristo Yacente en Urna y Nuestra Señora de los Dolores que salieron de las manos de Nicolás Prados López, la Soledad, obra de José Pascual Ortells López y el Misterio de la Piedad, de José Navas Parejo Pérez. Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Amargura proceden de José María Puertas, y entre 1952-54, José María Hervás Benet culminaría las imágenes de la Verónica y Nuestra Señora del Primer Dolor y el Cristo de la Buena Muerte. Para Estudiantes, talla José Martínez Puertas en 1945 a Nuestro Padre Jesús y el Ángel Egudiel, y al año se bendijo la Virgen de la Esperanza, de Antonio Castillo Lastrucci, que también esculpió a Nuestra Madre María Santísima del Consuelo. Casi a la vez, Eduardo Espinosa Cuadros ultimaría el Misterio del Descendimiento, con el Santísimo Cristo de la Redención. Cierra la década de los 60 el Señor Resucitado, de Federico Coullaut Valera-Mendiguita.

En los años 80 y 90 sobresalen Francisco Palma Burgos (con su Cristo del Perdón), Miguel Bejarano Moreno (Nuestro Padre Jesús de la Victoria), Salvador Madroñal Valle (el Señor de la Humildad y Paciencia, María Santísima de Gracia y Amparo y San Juan Evangelista, el resto del Misterio es de Jacob Quero Velasco), Luis Alberto García Jeute (Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de la Estrella) y Juan Manuel Miñarro López (Santísimo Cristo de la Caridad y Misterio del Duelo de la vuelta al Sepulcro). Resaltar también el buen hacer de Antonio Joaquín Dubé de Luque con su Misterio del Prendimiento, Jesús Cautivo de Medinaceli y Nuestra Señora de la Merced (titulares de Prendimiento), María Santísima de los Ángeles y el encargo de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y Nuestra Señora de la Esperanza Macarena.

Y la Semana de Pasión en Almería no sería lo mismo sin las esculturas de la mejor escuela sevillana contemporánea. Me refiero a Luis Álvarez Duarte y a José Antonio Navarro Arteaga. El primer escultor firma Nuestro Padre Jesús de las Penas, el Señor de la Pasión, María Santísima del Rosario del Mar y la bellísima María Santísima de Fe y Caridad, que desfila toda solemne con la Santa Cena. En cuanto al segundo imaginero trianero, imprime todo el arte religioso en Nuestra Señora del Carmen, Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, en el Santísimo Cristo de la Buena Muerte de El Ejido y en su obra cúlmen: el misterio de la Sagrada Cena, cuyo paso en madera de caoba de Brasil fue tallado por el maestro Francisco San Román. El Señor bendiciendo el pan y el vino en la cena pascual está trabajado hasta el último detalle, con gran expresividad en sus facciones, conformando con el apostolado en distintas posturas uno de los más grandes conjuntos escultóricos jamás labrados.

Por último, salen María Santísima de la Unidad y María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso y San Juan Evangelista en 2004 y 2005, de los talleres de Luis González Rey y David Valenciano Larios, respectivamente.

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