EE L Consejo Andaluz de Universidades aprobó ayer crear facultades de Medicina en Almería, Jaén y Huelva. Una reivindicación surgida en el seno del Colegio de Médicos, con Francisco Ortega Viñolo al frente, y que de forma rápida fue hecha suya por el entonces consejero de Innovación, Ciencia y Empresa, Martín Soler. En el último año trabajó, de forma conjunta con el rector de la Ual, Pedro Molina, por la consecución de ese objetivo. Incluso, en una de sus últimas visitas a la UAL Soler anunció en "petit comité" que al Consejo Andaluz de Universidades aprobaría al 18 de febrero estos estudios. Sólo la remodelación del ejecutivo autonómico retrasaba hasta ayer la decisión. Los populares, a la vez, y es justo reconocerlo, presentaban en el Parlamento de Andalucía una Proposición no de Ley, en la que también solicitaban estos estudios para la Universidad de esta provincia. La aprobación viene a dar respuesta a las necesidades de profesionales para los próximos años, a la vez que permitirá prestigiar aún más a la Universidad almeriense. Si importante es el anuncio que conocimos ayer, importante es el trabajo que hay que desarrollar en los próximos meses-años. Implantar unos estudios de este calibre suponen un importante desembolso económico. Presupuestos que hay que multiplicar, para que los futuros licenciados en Medicina por Almería luzcan con la fuerza de otras universidades más consolidadas; un hospital de referencia en el que los alumnos puedan desarrollar, con garantías, las prácticas y, sobre todo, no dejar el resto de titulaciones en el baúl de la indigencia presupuestaria o a su libre albedrío, cuando son las que han situado a la Universidad en el lugar en el que está y las que le han dado nombre y reconocimiento fuera de nuestra tierra. Las titulaciones aprobadas ayer, como Agroalimentaria, vienen a incidir en la idea inicial de preparar a los jóvenes para trabajar en las demandas que tiene esta tierra, no en preparar parados en profesiones sin futuro.