OLE, ole y ole. Eso es lo primero que me apetece escribir acerca de la gran gesta que ha logrado el windsurfista ejidense,Víctor Fernández tras proclamarse, ni más ni menos, que campeón del mundo en la modalidad más complicada de todas, la de olas. Puede que esto le suene a chino a muchos de ustedes. Pero para que se hagan una idea, sepan que estamos hablando de una disciplina en la que hay que saber manejar la tabla y la vela de windsurf con una habilidad tal que no sólo hay que ser capaz de manejarse entre un mar plagado de olas sino que hay que saber aprovecharlas para hacer las piruetas más inverosímiles y luego seguir surfeando sobre la tabla como si nada. Así que imagínense: si ya de por sí es difícil mantenerse sobre la tabla y navegar cuando el viento sopla con fuerza, más aún el tratar de convertir la navegación sobre las olas en una auténtica obra de arte. Por tanto, estamos hablando de una disciplina que sólo pueden dominar aquellos cuyo tesón y empeño no conocen límites como es el caso de un Víctor Fernández que desde bien pequeñito dejó boquiabiertos a todos los adultos a los que solía ver surfear en la zona de 'culoperro' de El Ejido el día que, sin decir nada a nadie, decidió hacerse a la mar para poner de relieve que tenía un talento innato para este deporte. Sin embargo, mucho ha tenido que trabajar y pelear este deportista que, pese a su juventud, lleva ya muchos años viajando por todo el mundo en busca de las mejores olas y, sobre todo, en busca de un campeonato del mundo que ya había acariciado en varias ocasiones y que, finalmente, ha conseguido conquistar en este año 2010 que nunca jamás olvidará. Por tanto, tengo clarísimo que hoy este espacio debe ser para un Víctor Fernández que ya es todo un campeón del mundo pero que en lo personal lo viene siendo desde hace tiempo a base de presumir de El Ejido y de Almería como 'paraísos' para el windsurf. Palabra del campeón del mundo.