Luz de cobre

Antonio Lao

Manuel Lao, intuición, transgresión y algo más

HUBO expectación y no defraudó. Rompió con todos los cánones, fue transgresor y removió conciencias. No estamos acostumbrados a escuchar en boca de otro aquello que pensamos. Pero por miedo, respeto, educación o vaya usted a saber que, no somos capaces de decir o no queremos decirlo.

En los tiempos que corren, donde sólo lo políticamente correcto campa a sus anchas, eso sí aburriendo a las ovejas, la conferencia del presidente de Cirsa, Manuel Lao, en el Foro de Almería organizada por este Diario, fue un soplo de aire fresco que sacudió como un rayo la columna vertebral de la sociedad almeriense devolviendo, al menos por unas horas, la fe y la esperanza en los hombres, en las mujeres y en sus posibilidades. Si tienes un sueño se puede cumplir. Y para ello, además de desearlo hay que trabajar, creer en lo que haces y tener en la intuición el aliado más fiel. El mensaje de Manuel Lao destrozó cualquier atisbo de pesimismo, laminó el concepto de apoltronamiento y aguante como fórmula de supervivencia y avanzó en la necesidad, casi urgente e ineludible, del ser humano. En esa necesidad innata de crecer, avanzar y superarse a uno mismo. No importa fracasar una vez si "antes has triunfado dos". Claro que si las tornas se vuelven en tu contra lo mejor es cambiar los conceptos, las ideas y los planteamientos y lanzarte a por un nuevo sueño. Pero nunca, nunca, cejar en el empeño.

Viendo la vitalidad, la crítica -ácida a veces- y la transgresión permanente uno entiende que aquel niño que emigró sólo de Doña María a la casa de un vecino en Terrassa y que lloraba encerrado en el baño hace cincuenta años, sea hoy uno de los mayores cotizantes al Estado; su empresa esté presente en 70 países y que mantenga viva la llama de la intuición creando de forma permanente. No es suficiente Cirsa, ni los casinos, ni las líneas aéreas, ni la construcción, ni el sueño todavía vivo del pequeño bar Egara. Ahora se embarca en la creación de una cadena de restaurantes, con acento asiático, para mantener viva la llama de la creatividad, para permanecer en plena ebullición, para ocupar veinte horas de actividad, para hacer más grande este país, para seguir soñando.

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