ESTA primavera es distinta. No permitas que te la cuenten a través de Twitter o Facebook, hay que vivirla en la calle donde donde habiten los naranjos y brote el azahar. Esta primavera es diferente porque viene cargada de incertidumbres políticas, crisis financiera, paro, guerras y desastres nucleares, una amarga sensación de que todo lo hemos perdido. Pero no es así, la naturaleza es sabia y comprende que la vida son ciclos, y que en primavera toca un renacer como la floración de los cerezos, ver cubierto el Valle del Jerte por un manto blanco de luz. Quizá haya que recibirla como una siesta dulce sobre el vientre de una mujer. Quitarse el traje azuloscurocasinegro de la desolación, del frío invierno padecido. Estos tiempos difíciles pasarán y vendrán otros mejores, igual que sucede con el cambio estacional, habrá que esperar un ciclo lleno de esperanza.