El reportaje

Territorio, historia y personas en la minería de Fondón

  • El hecho de que la actividad minera, muy antigua en el municipio, se desarrollara en un medio físico, pero también humano, permite apreciar sus efectos y problemas medioambientales, económicos y sociales

EN el municipio de Fondón tanto en los pueblos (Fondón, Benecid y Fuente Victoria) y sus inmediaciones, como en la Sierra de Gádor, el recuerdo de su pasado esplendor minero está omnipresente. Igualmente son significativos, por una parte, los testimonios documentales: Archivos particulares, Municipal, Histórico Provincial de Almería, Simancas, Biblioteca Nacional, Jardín Botánico de Madrid, etc. y, por otra, la influencia y huella en las tradiciones, gastronomía y en la devoción al Cristo de la Luz, advocación tan elocuente para los mineros.

El hecho de que la actividad minera, muy antigua en el municipio, se desarrollara en un medio físico, pero también humano, permite apreciar sus efectos y problemas medioambientales, económicos y sociales: acumulación de rentas mineras a las agrarias tradicionales y su reflejo en el esplendor del caserío urbano, aumento y descenso de la población de acuerdo con una actividad tan fluctuante.

El levantamiento morisco de finales de 1568 y el proceso repoblador del último tercio del siglo XVI no fueron tiempos propicios para la minería; sin embargo, la administración real propició algunas investigaciones sobre ésta, como la de Lorenzo de Molina, maestro de minas giennense, de 1605 y la de Juan Falconi, alcalde mayor de la Alpujarra, en 1606. Los testigos que comparecen ante ambos hablan de las numerosas y ricas minas de plomo de la Sierra de Gádor, beneficiadas por los "antiguos", y paralizadas por la compleja situación del territorio en esos momentos; esporádicamente y de manera irregular, siempre a pequeña escala, se explotaron las escorias preexistentes en los alrededores de las minas.

La actividad minera efectivamente se reiniciaría a mediados del XVIII con el laboreo y beneficio de los yacimientos plomíferos de la Sierra de Gádor. De 1748 a 1820 la Real Hacienda gestionó el estanco y renta del plomo, y al permitirse el laboreo de las minas por particulares la producción experimentó un notable crecimiento, especialmente en el último cuarto del citado siglo.

Al respecto, es muy significativo el acuerdo del cabildo municipal de Fondón del 13 de diciembre de 1796 para sacar a subasta la renta del aguardiente y la tienda pública de aceite, jabón, vino, vinagre, arroz, bacalao, arenques, habas, habichuelas, garbanzos crudos y lentejas, "mediante a la grande concurrencia de personas forasteras que asisten, la mayor parte del año, en este pueblo con motivo de las muchas minas de alcohol (galena, mineral de sulfuro de plomo) que se trabajan en sus inmediaciones".

En Fondón la minería originó un considerable incremento de la mano de obra, algunos vecinos no perdieron su condición de jornaleros al simultanear el trabajo minero con la agricultura en determinadas épocas, pero al no ser posible cubrir las necesidades por éstos, se hizo necesario recurrir a mano de obra extramunicipal. En el cabildo celebrado por el concejo de Fondón el 15 de abril de 1797, se hace referencia al "crecido número de personas que con motivo de las muchas minas de alcohol que se trabajan en la Sierra de Gádor concurren a este pueblo a abastecerse de todo lo necesario, principalmente en los días festivos, en que no trabajan, que vienen a este lugar y quieren que se les de carne".

El trabajo en las minas era muy duro, peligroso y fuente de diversas enfermedades, como se pone de manifiesto en las obras de dos médicos: Manuel Rodríguez Carreño, Topografía Médica y Estadística de la villa de Dalías, Almería, 1859 y José Doménech Sáez, Memoria Médico Topográfica de la ciudad de Cuevas en la provincia de Almería, Almería, 1880.

Los mineros vivían en la montaña al lado de las minas en condiciones que dejaban mucho que desear. El Nomenclátor de Población de 1860 para Fondón reseña varias casas de mineros: Cerrillo del Coto (1,3 km. del pueblo), Cierzo ( O , 6 Km.), Los Colorados (8,3 km.), Hoyos de Mancha (11 ,1 Km.), Solana del Río (1 ,3 km.); y, en Presidio de Andarax se relacionan 118 "albergues de labradores y mineros, o sea barracas, cuevas, chozas, etc.", agrupados unos y diseminados otros, distando del pueblo 501 metros el más próximo y 8.350 el más remoto.

En el año 1887 Fondón y Presidio de Andarax cuentan con 24 edificios diseminados y 29 "albergues, o sea barracas, cuevas, chozas, etc. diseminados". Se detecta la decadencia de la minería en la disminución de edificios y albergues, y especialmente en el número de habitantes: 2.479 en 1887 y 4.371 en 1860, a pesar de que en este año la minería no estaba en su mejor momento. En 1900 se contabilizan 2615 habitantes, 19 "edificios destinados a vivienda" y 15 "albergues o sea barracas, cuevas, chozas, etc.) en ambos casos diseminados, cuya distancia al mayor núcleo (Fondón, Presidio de Andarax y Benecid) excede de 500 metros.

Al duro trabajo en la mina, y residir en la montaña en penosas condiciones, se unían otras dificultades, como el abastecimiento de alimentos, los cuales, debido a la gran demanda, no se vieron libres de movimientos especulativos.

En el cabildo celebrado por el concejo de Fondón el 15 de abril de 1797 Basilio Martín, encargado del abastecimiento de carne expone que puede suministrarla sólo a los vecinos, pues no dispone de las suficientes cabezas de ganado, sin embargo, propone que "se le permita venderla, a los que no sean vecinos de este lugar, dos cuartos más en libra, para abastecer a dichos forasteros trabajadores de minas".

El concejo lo acepta, "sin embargo, de que les parece algo repugnante la referida condición, teniendo presente que en Laujar y otros pueblos de estas inmediaciones se practica así, principalmente en Rágol, de donde son muchos de los trabajadores de dichas minas".

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