Lubrín

Nueva lluvia de roscos de pan

  • La localidad vive sus fiestas de invierno en honor a San Sebastián que sale hoy a la calle Es una celebración de Interés Turístico

Hoy, si el tiempo no lo impide, clamemos a San Sebastián para que la inclemencia climatológica no se desencadene, lo más seguro es que Juan Fernández, de la barriada lubrirense de El Marchal, cumpla "treinta y cinco años ya tirando cohetes, tantos que ni recuerdo el número de cohetes que habré encendido". El pasado año, aquí, en Lubrín, se compraron 20 docenas de cohetes, y las 20 docenas se prendieron. También hoy, como es tradición, se lanzarán los miles de roscos elaborados hasta ayer mismo, hasta la madrugada misma, en las tres panaderías de Lubrín, desde balcones y ventanas.

En Lubrín, el día del Santo es la Fiesta del Pan, declarada de Interés Turístico en Andalucía; es la fiesta por antonomasia, con tradición y repercusión en la provincia. Hoy lunes, 20 de enero, es la jornada grande del pueblo. San Sebastián, se conmemora con una procesión muy peculiar que se advierte desde la misma salida de la iglesia Virgen del Rosario. A su paso por las calles del pueblo se le arrojan roscos y roscones desde los balcones, ventanas y terrazas por donde pasan. Dichos roscos sólo se hacen para esta ocasión siendo promesa o tradición arrojárselos al Santo. Alrededor de San Sebastián se apiñan hasta casi comprimirse multitud de personas con el afán de recoger cuántos más roscos y ensartarlos en una cuerda.

Cuentan aquellos que se han encargado de estudiar aspectos singulares de esta Fiesta, la del Patrón de Lubrín, San Sebastián, que todo el pueblo participa durante la procesión. Hay cuatro grupos de personas muy bien definidos y que lo hacen a lo largo de toda su vida: un primer grupo formado por los lanzadores/as encargados de arrojar al paso del pan los roscos de las promesas desde los balcones o ventanas que hay en las casas del recorrido; el segundo grupo formado por las personas de avanzada edad y algunos de los visitantes, que permanecen observando entusiasmados el espectáculo que están presenciando; el tercer grupo encargado de conducir con maestría y proteger el trono del santo durante el recorrido de la procesión y el cuarto grupo de personas está formado por los "rosqueros", los que pelean en noble batalla callejera por coger en el aire los roscos lanzados durante el recorrido. La competencia es grande, pero como es una lluvia de roscos lo que lanzan en algunos momentos, todos los participantes quedan satisfechos de haber cumplido con su tarea y poder llenar con pequeños roscos su correa o cuerda preparada para el momento. Esta cantidad de roscos lanzados en poco tiempo es lo que personaliza la fiesta de Lubrín y la hace distinta al resto de las celebradas en otros pueblos.

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