Almería

100 años y dos siglos de intensa vida

  • Gracia Romero Pérez celebró su centenario rodeada de quienes más la han querido

El pasado sábado, 15 de noviembre, un grupo de privilegiados, invitados por la familia, pudimos asistir en el municipio de Adra a una comida homenaje a Doña Gracia Romero Pérez, tras haber cumplido el 12 de noviembre cien años de vida, de los cuales ha dedicado 50 al magisterio y a ser profesora de muchas generaciones de almerienses y abderitanos.

El lema escogido por los convocantes como si se tratase de una inscripción numismática que podía leerse en chapas y camisetas serigrafiadas para la ocasión era, "Mami Centenaria, Doña Gracia Legendaria".

Sus biznietos mayores relataban los principales acontecimientos que Gracia, o como la llaman todos sus descendientes "Mami" ha vivido, como si se tratase de una clase de historia: Primera Guerra Mundial, Dictadura de Primo de Rivera, República, Guerra Civil, Segunda Guerra Mundial, Franquismo, Transición....

Su larga trayectoria se ha ido alimentando por el optimismo como filosofía vital, la capacidad para relativizar los problemas cotidianos, tiempo para el trabajo y para la diversión y un carácter propio que le ha dado su nombre premonitorio y mágico.

A estas claves de su longevidad hay añadir una variopinta mezcla genética y de sangres, que los entendidos juzgan esencial para mejorar la raza, comenzando por su tatarabuelo, el diputado y senador liberal doceañista, Francisco de Paula Aquino Amat y su tatarabuela, la rica propietaria de origen genovés Ana Bernarda Craviot.

Le siguen en este largo camino su bisabuela María Gracia Aquino Craviot, casada con el médico Juan Pérez Rivas. A continuación su abuelo Tomás Pérez Aquino, figura destacada del liberalismo y de la logia masónica Hijos de Abdera. Además, su valiente actitud combatiendo la epidemia de cólera de 1885 le valió un reconocimiento especial por el Ayuntamiento de Adra, tal y como recogen las actas plenarias de la época.

Por último, su padre, el rico propietario de Albuñol, Antonio Romero Real, tuvo una participación destacada en los actos de homenaje a su paisano Natalio Rivas, que Adra le brindó en 1911 con ocasión del inicio de las obras del puerto.

Gracia Romero, es digna sucesora de esta saga, pero su figura enorme las hace ya irrelevantes. Ella nunca ha presumido de ascendencia. Sin embargo, yo si voy a presumir como su sobrino que soy, dedicándole esta breve semblanza, a una mujer que ha pasado a la leyenda en vida, cosa al alcance de muy pocas personas.

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