Almería

Sonido barroco con acento almeriense

  • La agrupación Almeribrass Ensemble fue la encargada de estrenar el Patio de Honor del Castillo en esta edición del Festival

Con acento y talento almeriense, Almeribrass Ensemble estrenó en esta edición el Patio de Honor del Castillo con el concierto La emoción de la memoria: recrear los sentimientos. La agrupación, de negro absoluto, ofreció una actuación solemne y de gran sobriedad.

El compuesto comenzó con una obra de Francisco Javier Sánchez Navarro titulada Fanfarria Indálica: "Esta pieza se ha realizado exclusivamente para esta noche, tiene tintes barrocos. Al compositor le gusta el estilo de la época".

El resto de piezas que interpretaron con los arreglos en su mayoría de Francisco Javier Sánchez: L'Orfeo (C. Monteverdi), Music for Funeral of Queen Mary (H. Purcell), Canzon septimi e octavi roni, a 12 (G. Gabrielli), Fantasía in C Major con los arreglos de Michael Allen, y Concerto a due cori de Häendel.

El sonido, siempre sobrio, se desprendió por todo el Castillo, y sin grandes adornos la agrupación consiguió convencer a los asistentes a este concierto.El Ensemble de viento-metal Almeribrass ofreció un atractivo programa en el que se interpretaron obras de Monteverdi, H. Purcell, G. Gabriel, J. S. Bach y G. F. Häendel. Esta joven agrupación, que reúne músicos con una dilatada experiencia, incorporó innovaciones interpretativas con las que demostraron la amplitud de la gama expresiva que pueden tener las obras y autores barrocos.

El Ensemble de Metales Almeribrass ofrece un programa sumamente variado en su repertorio, demostrando la ductilidad y amplitud de la gama expresiva que puede tener un conjunto de viento-metal, unido a los instrumentos de percusión. Aunque suele ofrecer obras que abarcan desde el Barroco incipiente hasta la música del siglo XX, destaca el especial interés de esta formación por la interpretación de música barroca.

Esta formación camerística, compuesta por un grupo de músicos de Almería, nace de la inquietud de sus componentes por dar a conocer un tipo de música, en ocasiones desconocida para el gran público. Esta formación no es habitual es una sala de conciertos: un ensamble de vientos-metal y percusión. Este tipo de formaciones remonta sus orígenes a las formaciones militares que en la Edad Media acompañaban a los ejércitos. Su aplicación en un terreno más hedonista hemos de fecharla, sin embargo, algo más tarde, durante el Renacimiento, cuando empieza a popularizarse la formación de grupos instrumentales o consorts, organizados por familias. Se pueden encontrar familias completas de flautas en todas las tesituras, así como de otros instrumentos tanto de viento-madera como de viento-metal. La música escrita para este tipo de agrupaciones buscaba más que explotar las características tímbricas de estos instrumentos, disponer de una amplia gama de registros sonoros para poder interpretar las distintas voces o partes de una partitura. Habrá que esperar hasta el siglo XIX para encontrar música escrita específicamente para instrumentos de viento-metal con la idea de explorar su sonido característico.

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