Almería

La suerte detrás de la barra del bar

  • La fortuna sonríe a un camarero de hotel con más de 650.000 euros de 'El Niño' y 'El Gordo'

La suerte no es de quien la busca sino de quien la encuentra. Un refrán popular que, en dos semanas, ha vivido en su piel un camarero de Roquetas de Mar quien ha sido agraciado con el Gordo de la Navidad y también con el primer premio del sorteo del Niño.

En el municipio todo el mundo habla de lo mismo; y muchos apuntan a un veterano camarero de un hotel de costa como el afortunado al que la lotería le ha cambiado la vida en sólo quince días. Sin embargo, él no quiere dar señales de vida y sus allegados aseguran que no tiene interés en que esta agradable casualidad del destino lo saque del anonimato.

Este miércoles, nada más saberse el número del primer premio del sorteo de 'El Niño', todas las miradas volvieron a ponerse sobre la localidad de Roquetas de Mar, donde se vendieron dos décimos del 22.654 premiados con 200.000 euros cada uno; todo ello después de que el Gordo de Navidad dejase allí también 450 millones de euros. El rumor saltó enseguida a la calle: un empresario de la zona era el poseedor de ambos boletos, quien además habría sido agraciado también con 'El Gordo' de Navidad pocos días antes. El jueves el misterio comenzaba a resolverse. No era un empresario, sino el trabajador de un hotel quien, tras la barra del bar, lograba que la suerte le sonriese por partida doble en muy poco tiempo.

Con dos hijos y algo más de 50 años, este roquetero tiene ante sí un futuro en el que entre sus problemas no parece que vaya estar el de llegar a fin de mes. Según ha podido saber Diario de Almería, llegó a comprar cuatro décimos del 79.140 , el Gordo de Navidad. Antes del sorteo, este roquetero decidió quedarse con uno para él, compartir otro con algunos compañeros camareros y regalar los dos restantes a amigos de Madrid. Sin saberlo, se convirtió entonces en una mano que ofreció miles de euros en una jornada que tiñó de fiesta Roquetas de Mar el pasado 22 de diciembre. Así, antes de arrancar oficialmente la Navidad, en su cuenta corriente ya se habían sumado más de 400.000 euros.

Pero como el dinero llama al dinero, ahí no quedó todo. Volvió a comprar dos décimos para el sorteo extraordinario de 'El Niño'. Esta vez no fue en la administración número 2 de Roquetas, que repartió el Gordo, sino en un comercio ubicado en el número 34 de la calle Real donde, a través de máquina, quiso el destino regalarle otros 400.000 euros del primer premio de 'El Niño'.

Allegados a este camarero comentaron al Diario de Almería que él sólo se quedará con 200.000 euros de un décimo completo y otros 50.000 euros que le corresponden del otro boleto compartido con compañeros, algunos de los cuales también se llevaron un buen pellizco el 22 de diciembre. En fin, en total, este roquetero terminó las fiestas navideñas con alrededor de 650.000 euros más.

Frente al despacho mixto donde se vendió 'El Niño' está el bar Bernardo, frecuentado por el afortunado que, aseguran, vive por el centro del municipio. Allí confesó a Antonio Fernández, uno de sus trabajadores, la gran suerte que ha tenido con la lotería en estos dos míticos sorteos. A él le dijo que no pensaba en dejar de trabajar, pero otros amigos del agraciado aseguran que ya se le ha pasado por la cabeza la jubilación anticipada y disfrutar del regalo que los números 79.140 y 22.654 le han ofrecido. Estas mismas fuentes dicen que "está muy contento, contentísimo, casi ni se lo cree". Además, dicen que se siente feliz porque la fortuna no sólo le ha sonreído a él, sino que tanto con el Gordo como con El Niño ha podido repartir premios entre otras personas que, también trabajadores como él, necesitaban esa ayuda económica.

Por su parte, los vecinos de Roquetas de Mar continúan digiriendo este capricho del destino que ha convertido su ciudad en una ciudad afortunada. Esperan que esta lluvia de millones se trasforme ahora en beneficios para el comercio y la sociedad local en general. Además, saben que ahora habrá pocos turistas que pasen por Roquetas de Mar y se atrevan a marcharse sin tentar la suerte y no comprar al menos un décimo.

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