Bajo Palio

Elegancia al paso de la Virgen de la Soledad

  • La cofradía decana de la ciudad recorrió las calles del casco histórico, haciendo estación de penitencia en la Catedral

La ilustre hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de los Dolores, popularmente conocida como Cofradía de la Soledad, volvió un año más a recorrer las calles de Almería en una fría noche de Viernes Santo.

Como principal novedad, la cofradía decana de la ciudad decidió no recorrer el tramo oficial de la Semana Santa de Almería, realizando su desfile procesional por las calles del casco histórico; buscando llegar hasta las puertas de la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación, para favorecer la intimidad religiosa y el fervor popular.

El Misterio de la vuelta del Sepulcro estrenó las imágenes de los profetas que se sitúan en las capillas laterales del paso, obra de la artista hispalense Encarnación Hurtado.

Otra novedad destacable fue el estreno de las nuevas túnicas penitenciales, más acordes con el carácter servita de la cofradía.

Antes de la salida del cortejo desde la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol, el consiliario, Francisco Escámez, realizó el oficio de Tinieblas justo antes de que se abrieran las puertas del templo. El cortejo lo iniciaron cuatro nazarenos con cirios de respeto que precedían a la cruz de guía.

La cofradía discurrió por la plaza Flores, lugar donde fueron quemadas las antiguas imágenes de los titulares en la guerra civil; así como por la calle Ricardos, donde una representación de la hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Almería realizó una emotiva ofrenda floral a la Virgen de la Soledad. En la Plaza Jesús Cautivo de Medinaceli, se produjeron uno de los momentos más emotivos de la noche, cuando el paso de la Virgen de los Dolores se encontró con la imagen de la Virgen de la Merced en la Capilla de la Casa Hermandad de Prendimiento.

Para los hermanos de la Soledad el punto culminante fue realizar estación de penitencia ante la puerta del Templo Catedralicio, donde el director espiritual de la cofradía realizó una breve oración delante de cada uno de los pasos.

Pasadas la una y media de la madrugada, la última dolorosa en recorrer las calles de Almería regresó a su templo, acompañada de las muchas saetas de aquellos hombres y mujeres que con su rezo en forma de oración, siguen manteniendo esa seña de identidad de la Semana Santa almeriense.

La Virgen de los Dolores descansa ya en la penumbra de la Capilla de Santa Lucía, esperando la mañana gloriosa del Domingo de Pascua cuando Cristo Resucitado se recoja en la Iglesia de Santiago, cerrando un año más la Semana mayor de Almería ante la atenta mirada de la Soledad, que secará su divino llanto para celebrar el triunfo de la vida.

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