Bajo Palio

Honores de un pueblo marinero a la Amargura

  • También salió el miércoles el Cristo de la Misericordia en un desfile seguido por cientos de vecinos

Garrucha marinera, hija de la Virgen del Carmen, manifiesta su fervor religioso en Semana Santa, del mismo modo que la Cofradía del Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura (Madre de la Salud) levanta su Pasos frente a la mar para bendecir las aguas del Mediterráneo. Antes de este momento sublime de emociones, el Cristo del Perdón portado por braceras, el Señor de la Misericordia a hombros de braceros turrreros, y la Santísima Virgen de la Amargura llevada en volandas por braceros garrucheros, hacen la salida de la Casa Cofrade acompañados del silencio respetuoso de los fieles congregados que no pierden detalle de las maniobras de capataces y braceros.

Se inicia la marcha del desfile procesional de una Cofradía que, en palabras de su fundador, Félix Clemente, "ha aportado un nuevo aire a la Semana Santa tradicional. No se exhiben bordados ni riquezas pero sí una obra de arte ejemplar. Las tallas son obra de un imaginero enorme, Zúñiga, y son de una belleza y calidad artística incalculable. Hemos apostado por la sencillez y la grandiosidad de unos pasos que dan verdaderamente testimonio de los Evangelios. Es una procesión donde la gente se siente muy bien, donde el público se identifica y tiene tiempo para oír una buena saeta y tiempo para rezar". Saetas y oración, fundamentos de la Semana Santa que el Miércoles Santo encuentra en Garrucha una de sus mayores expresiones.

La Cofradía del Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura (Madre de la Salud), es solidaria, es hermana que acoge a braceros de Turre, los mismos que el pasado Martes Santo llevaron sobre los hombros a su Cristo. Las saetas detienen el tiempo, la marcha procesional descansa el momento de la voz rota que canta a la Virgen de la Amargura. 700 hermanos tiene la Cofradía del Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura (Madre de la Salud), "una Cofradía misionera", comenta Félix Clemente, "que desde su fundación en el año 1996 se mantiene con aportaciones culturales porque no es obligación del hermano ni pagar por salir en la procesión ni pagar una cuota, se deja libertad para que cada uno actúe en conciencia". Su fundador pretendía dar otra dimensión a lo que se le venía llamando la Semana Santa tradicional, "pero otra preocupación mía era recuperar los Pasos perdidos, aquellos tronos de una belleza y humildad extraordinaria pero que eran las raíces y la historia de nuestro pueblo". Cada año que pasa son más las personas que siguen y apoyan con su presencia durante todo el recorrido el concepto de Semana Santa que predica la Cofradía afirmada en la espontánea muestra de fe que trasmiten sus costaleros y cofrades. Su mayor recompensa: el esfuerzo. Su mayor afán: el perfeccionamiento que quieren para su Cofradía.

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