TV-Comunicación

Política de salón de estar

  • El socialista Pedro Sánchez rinde honores a 'Sálvame' el mismo día que fue a 'El Hormiguero'. Mariano Rajoy, siendo ministro, apareció en una serie de TVE.

Cuando Manuel Chaves era presidente perpetuo, allá por las Navidades de 2005, se apareció ante los niños de Menuda noche, que le observaban como un abuelete. Era como la reciente entrevista de Susana, pero con gente riendo. Zapatero recibió en la Moncloa a Buenafuente aunque Barack Obama se ha paseado por todos los platós estadounidenses, desde Saturday Night Live hasta los lates con Letterman o Leno, guiños habituales en las cúpulas anglosajonas. La política en la televisión del entretenimiento, de todas formas, se contempla como anécdota, un ligero masaje al líder, que aparece como un elefante serio en la cacharrería de la gente, y que no se suele interpretar con que esté cuidando un huerto de votantes cómplices. Rozando esos formatos, en La Noria, en La Sexta Noche o en todos los relevos que vaya a haber sobre tómbolas de actualidad, los políticos se están fajando en la declamación estelar y se sigue la estela de dirigentes como el parlanchín bigote de Miguel Ángel Revilla. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, fue descubierto y alzado tras sus aspavientos por las tertulias televisiva a todas horas y de su ejemplo de notoriedad rentable ha tomado nota un necesitado PSOE.

Pedro Sánchez, trasladando al nuevo siglo la estrategia de Felipe González cuando era Nadiusko, no va a perder oportunidad de salir por todas las rendijas de la parrilla. En esta semana surgió sonriente por El Hormiguero y el domingo se sentará en el Chester de Risto Mejide, tras sus bolos por Los desayunos, distintas cadenas de radio y una entrevista en prime time con la jefa de informativos de Antena 3, Gloria Lomana, que por mor de Gasol sólo congregó a 1,2 millones de interesados. De espectadores. Sin embargo, en el mismo sitio y casi en la misma hora, pero hablándole a dos peluches estrábicos, reunió a 2,7 millones, la audiencia más alta de Pablo Motos de lo (poco) que llevamos de temporada. En la íntima preparación del programa de Antena 3, este miércoles, surgió lo imprevisto en el equipo de Sánchez: el chamán del patinillo de las tardes, Jorge Javier Vázquez, renegaba de su voto socialista por el Toro de la Vega apoyado por el alcalde de esa localidad. Como siguiendo aquellos insalubres gritos de la Pantoja en Canal Sur, el emergente líder se dio por aludido y dio un telefonazo a Sálvame. Sí, el mismo programa tildado de telebasura y menospreciado por las élites. Sánchez da argumentos y le ha hecho un gran favor a Telecinco el mismo día que visitaba a la competencia. En un gesto inaudito y que se antoja tan audaz como presuntuoso, la cabeza del PSOE, como Pedro por su casa, convencía así a un Vázquez que ya no habrá quien le tosa, quien además le invitó a que se sometiese al polígrafo, lo que ya sería el remate para que los políticos se metieran en harina de Belén Esteban.

La oposición calla u otorga la imprevisible aparición de Sánchez. Sólo desde lo alto del PP surge cierto cachondeíllo, aprovechando ese nombre de "Sálvame". El PSOE entiende que necesita una salvación y en el PP se olvidan de aquel mal actor, Mariano Rajoy, que aparecía de sí mismo como ministro de Educación, en una de las peores series que parió TVE, Jacinto Durante, representante, allá por el año 2000, conversando con ese genio que era Juan Luis Galiardo, que ya lo hubiéramos deseado como ministro de Asuntos Exteriores. Rajoy tuvo su momento de telecomedia y su futuro rival, de telecinqueo. Mientras, Ana Pastor, la periodista, se lamenta de que Rajoy, desde que es presidente del Gobierno, no se le acerque pese a todas las invitaciones para Los desayunos o el respetable El objetivo de La Sexta. Pablo Motos tiene los dedos destrozados de enviar emails para que vaya a El Hormiguero. Él podría tener más suerte, con Trancas y Barrancas ya han estado Alfonso Guerra, Arias Cañete o Rosa Díez. Ah, también les falta Pablo Iglesias, gurú de las nuevas formas mediáticas de la alta política.

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