Crítica de Cine

Ruido y confusión

Los malos cineastas suelen refugiarse en el ruido, la pirotecnia y la confusión para camuflar la falta de claridad de ideas y dar la impresión de agitación posmoderna cuando de lo que se trata es de mera ambigüedad o simple cobardía. Es esa la sensación (agotadora) que transmite este debut de Jota Aronak, que llega ya muy tarde a aquella vieja moda de los fakes y el sensacionalismo (a costa de la justicia y la venganza) disfrazado de intenso artefacto reflexivo e híbrido.

Ira se hace y da vueltas sobre sí misma y su caza del hombre con mucho efectismo publicitario y tics del reportaje documental de La Sexta Noche que, justificados o no por su propia premisa, pretenden insuflar realismo donde sólo hay lugares comunes de la explotación morbosa de la violencia, la venganza peliculera y la palabrería vana sobre temas y asuntos, por lo visto, muy serios. Aronak prefiere siempre el fango a la claridad, la repetición a la progresión y la saturación a la limpieza del trazo, entreverando sin demasiado acierto géneros y formatos que se delatan en su respectiva impostura.

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