Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

RAJOY se ha plegado sin demora a su nueva realidad tras ser investido: sin negociación y consenso tendrá imposible gobernar con éxito. Tiene la sartén por el mango y al PSOE le quedan varias batallas por librar antes de intentar volver. La que anunció Pedro Sánchez ayer tras su renuncia es sólo la primera. Pero la aritmética parlamentaria no le ofrece otra salida al PP que pactar, de ahí que su líder sorprendiera este jueves a sus detractores de manera bien calculada al dejar sin efecto académico las reválidas educativas. El mensaje alto y claro de los ciudadanos a través de las urnas no ha variado en los últimos tiempos: se acabaron las mayorías absolutas y el ordeno y mando. Y Rajoy ha lanzado un mensaje en primer lugar a los suyos: toca emplearse a fondo mediante el diálogo a fin de mantener la iniciativa política. O el PP cede de antemano en el pacto educativo que en definitiva enterrará la Lomce o se estrellará. O se anticipa e invita al resto a negociar la nueva financiación autonómica y la reforma fiscal, la de las pensiones y la electoral o encallará a las primeras de cambio. La idea de que su Gobierno queda en manos del resto de partidos no se ajusta del todo a la realidad, pero para tratar de evitar que sea la oposición la que lleve las riendas en el Congreso, tendrá que realizar concesiones. Si Rajoy no se da prisa en consensuar una reforma laboral más sensible a las demandas de las otros grupos, correrá el riesgo de que le impongan una contrarreforma. En suma, o modula sus últimas políticas o se las tumban. Y todo esto que lo entienden hasta los chiquillos, al PP le ha costado asumirlo. De hecho, si hubiese pisado más la calle durante la anterior legislatura y se hubiese mostrado más generoso su situación sería hoy mucho más desahogada.

El partido que vaya por libre en este nuevo tiempo que preside un Parlamento fragmentado, tras el desplome del bipartidismo, lo pagará. Y las instituciones que sean gobernadas desde el divorcio entre unos y otros -el caso del Ayuntamiento de Cádiz es palmario- estarán condenadas al más absoluto de los fracasos dejando el terreno libre a la desazón y la decadencia. Todo proyecto que pretenda liderar Podemos en minoría desde San Juan de Dios sin contar con la oposición desembocará en el fango. Igual da que sea el Presupuesto que plaza España. En cambio, si es capaz de persuadir al resto de fuerzas para impulsar cualquier tipo de iniciativa en beneficio de todos, contará con opciones de salir airoso. Así de sencillo: si el alcalde, como Pablo Iglesias, se empeña en seguir más pendiente de la calle y de la pancarta que de remangarse en su Ayuntamiento, no logrará conectar con aquellos desencantados con el PSOE que permanecen en el limbo. La agitación y la rabia no convencen a los que chocan con la actual dirección socialista. Apelar al instinto más arcaico del personal como antaño hacían caudillos y liberadores, casi con fervor religioso, no funciona igual con todo el mundo. Por todo ello, si Podemos no trata de ganarse palmo a palmo las mayorías en el pleno para poner en marcha su programa, desde la cesión y el máximo entendimiento, es que aún no ha entendido las circunstancias que le rodean y la oportunidad que se le presenta.

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