Liga adelante

Aleix Vidal se la sirve en plato frío (1-2)

  • Un gol del ex futbolista del Nástic en el 89' le da tres puntos vitales al Almería para mantenerse en la zona alta. Partido romo de los rojiblancos en ataque ante el colista maquillado por el golazo de Verza y el triunfo en la recta final.

Dimé con qué pivotes juegas y te diré qué fútbol practicas. Mourinho confiaba en Khedira o Lass junto a Xabi Alonso hasta que la lógica aplastante viene imponiéndole a Granero. Guardiola arriesga con jugones como Xavi e Iniesta junto a Busquets. Alcaraz empezó con Bernardello, a quien mezclaba con Corona y Verza, hasta derivar hacia el talaverano y el oriolano como pareja fija para bien del fútbol.

Pero resulta cuanto menos paradójico que el técnico nazarí apueste por un dúo de reconocido criterio futbolístico cuando la elaboración brilla por su ausencia con continuos balones aéreos al área rival en busca de los centímetros de Soriano o Goitom, en una acción reiterativa en la tarde-noche de ayer en el Nou Estadi.

Eso sí, el talento siempre aflora cuando el balón está en el piso y los dos idearon el 0-1, precedido de un error garrafal en el marcaje del conjunto grana. Corona iba a sacar una falta lateral cuando vio a su compañero pasearse por el borde del área sin que nadie lo vigilase. El talaverano le cedió el esférico con un toque sutil y Verza se encargó de romperlo con un cañonazo que se alojaba en la escuadra de Rubén Pérez.

La ausencia del lesionado Ulloa se había hecho notar desde el minuto 1 en Tarragona. El Almería, sin su máximo artillero y a la vez pichichi de la categoría, confió la punta de ataque a Goitom y lo cierto es que el sueco apenas estuvo asistido durante el primer período, en el que los rojiblancos fueron excesivamente romos en ataque, teniendo en cuenta que se medían al colista de Segunda.

El Nástic, algo más atrevido, controló el partido durante el primer tramo del mismo con buenas llegadas por banda de Dani Abalo, una de sus recientes incorporaciones, y los peligrosos disparos de Álvaro Rey. La primera ocasión estuvo precisamente en las botas del gallego Abalo con un centro desde la derecha que se paseó delante de la portería de Esteban sin encontrar rematador, pese a que Powel andaba por allí.

El holandés roza el gol instantes después en un remate de cabeza que despeja el meta asturiano antes de que Gil Manzano anule la acción por fuera de juego. Las llegadas de los almerienses en el primer acto se limitaron a algún intento de contraataque montado en saques de puerta de Esteban (como leen) o en balones colgados por Aarón o Aleix en busca de la testa de Goitom.

Con ese panorama, Álvaro Rey casi adelanta al Nástic mediante un duro disparo desde fuera del área que se topa con la estirada de Esteban. Y cuando todo hacía indicar que el 0-0 campearía al descanso, un chispazo de Verza desequilibraba la balanza.

Los teóricos problemas de gol se habían resuelto de un plumazo gracias a la maestría de la pareja de pivotes. Con resultado favorable, la incógnita radicaba en ver qué apuesta disponía Alcaraz en el segundo tiempo: la habitual contención o intentar abrir brecha para cerrar el partido.

Una inesperada e involuntaria acción de Carlos García tras la reanudación devolvía el partido al mismo escenario del minuto cero. El central intentó cubrirse el rostro de un balonazo alzando los brazos y el colegiado decretó penalti que Powel, goleador local, se encargaba de materializar.

Era de esperar que con cuarenta minutos por delante el Almería hiciese valer su condición de aspirante al ascenso ante el colista para hacerse con el dominio absoluto del partido, pero los complejos unionistas siguen aflorando sin importar la entidad del oponente.

Un equipo que quiere regresar a Primera y sabe que casi todos sus competidores han ganado, debe caracterizarse por su ambición, y el Almería la tuvo a cuentagotas anoche. Más que por empuje, el 1-2 llegaría por generación espontánea. Es cierto que tras el empate del Nástic tanto Corona como Aleix lo buscaron en sendos disparos atajados por Rubén Pérez y un defensor bajo palos, pero se antojaba insuficiente.

Tal vez movido por el toque de adrenalina extra que le aportaba el regreso a casa, Aleix Vidal lo intentó nuevamente en la recta final con un disparo lejano que tras tropezar en un defensor puso a prueba los reflejos de Rubén Pérez, desviando finalmente el portero a córner. Y tanto fue Aleix a la fuente que terminó haciéndole un agujero al cántaro. El tarraconense, sin apenas minutos en su etapa en el Nástic, sirvió su venganza en un plato frío, muy frío.

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