Con 23 futbolistas en la nómina del primer equipo tras la contratación del camerunés Lucien Owona, la UD Almería ha activado la 'operación salida'. Corona ya avisó hace unos días de que la intención del club pasa por tener no más de 21 fichas profesionales y el primer paso se daba ayer. Selfa, que estaba realizando la pretemporada tras regresar de su cesión a la Balompédica Linense, no se subió al autobús que trasladó a la expedición rojiblanca al segundo stage veraniego en Mijas para acelerar su marcha.

El centrocampista valenciano no entra en los planes de Luis Miguel Ramis y la entidad le busca acomodo para solventar el año de contrato que le resta. En Segunda B, donde cuajó una buena temporada con el conjunto gaditano, posee un buen cartel y esa categoría podría ser de nuevo su destino.

No es el único efectivo con el cartel de 'se vende'. En idéntica tesitura se encuentra Pape Diamanka, en su caso por el pobre rendimiento que ofreció el curso pasado. No jugó el amistoso ante el Levante porque tanto el cuerpo técnico como la dirección deportiva entienden que en el centro del campo debe llegar un jugador de otro perfil que aporte más al juego colectivo y el senegalés tiene las puertas abiertas.

El problema es que al igual que a Selfa le resta un año más de contrato y su mala campaña anterior ha provocado que tampoco le lluevan las ofertas. Todo parece indicar que si el Almería quiere liberar masa salarial (el africano tiene una ficha alta) se verá obligado a llegar a un acuerdo de rescisión, fórmula que ya usó Diamanka para salir el verano pasado del Zaragoza, cuando apretó para obtener una buena compensación. Mientras se soluciona todo, seguirá con el grupo.

Teniendo en cuenta que a día de hoy hay 23 fichas cubiertas y deben llegar tres refuerzos más (delantero centro, extremo diestro y centrocampista), el número de salidas deberá elevarse a cinco para dejar en 21 el plantel. En ese escenario es donde entran otros nombres como Antonio Marín, Álex Quintanilla o Iago Díaz, con muchas posibilidades también de cambiar de aires.

En el caso de los zagueros por repetición de cromos en sus respectivos puestos. En el lateral derecho el canterano Marín lo tiene crudo con la llegada de Fran Rodríguez, petición expresa de Ramis, y la continuidad del italiano Motta, una de las sensaciones en el tramo final liguero.

Algo similar ocurre en el eje de la retaguardia, donde Quintanilla ve cómo la llegada de Owona puede cerrarle las puertas al contar también con Trujillo y Morcillo, si bien todo dependerá del rol que finalmente Ramis le asigne a Joaquín, dada la polivalencia del huercalense. Si actúa como mediocentro, Quintanilla podría mantenerse como cuarto central; en caso contrario se le buscaría acomodo al restarle un año.

Iago Díaz tampoco las tiene todas consigo ante la búsqueda de un hombre de banda y la evidencia de que Javi Álamo estaría por delante suya en la elección.