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Feliz fin de semana

  • El mejor Almería del año da un recital de juego y autoridad en Elche para abandonar el descenso

  • El balón parado, desperdiciado tanto tiempo, vuelve a ser un arma demoledora

No tiene sentido hacer fútbol ficción ni buscar culpables ahora que la situación parece haberse enderezado. Ramis ha conseguido sacar lo mejor de un equipo que iba de cabeza a Segunda División B y ayer en Elche dio uno de esos recitales que llevan a pensar a cualquiera que lo que era utopía tras el 2-3 ante el UCAM, es una realidad palpable. ¿Qué hubiera pasado si...? Da lo mismo, lo único que importa es el manido partido a partido, que lo hizo famoso Simeone, pero que llevaba siendo la ley no escrita del fútbol desde que los ingleses comenzaron a practicarlo en las fábricas y las explotaciones mineras de Huelva.

Habría que remontarse muchos años atrás, posiblemente al partido en Los Cármenes el año de la salvación en Primera División con Francisco, para recordar un fútbol como el de ayer. No sólo por la victoria y la importancia de la misma ante un rival directo, sino por la autoridad con la que se consiguió. Nada tiene que ver este con el Almería fallón, timorato y descosido tácticamente de principio de temporada. A falta de conseguir lo más difícil, que es mantener este nivel y certificar una salvación para la que habrá que seguir sufriendo y sudando hasta el último segundo, los rojiblancos son ahora un equipo. No un equipazo, ni un señor equipo, sencillamente un equipo hecho y derecho. Un conjunto de once jugadores que reman todos a una, que se vacían con solidaridad y que defienden y atacan prácticamente de memoria, lo que en fútbol se denominan automatismo y se logran a base de trabajo de calidad en el día a día en el anexo.

Por fortuna, ni las sensibles bajas están desestabilizando al equipo, todo lo contrario que le pasa a un Elche que va cuesta abajo y sin frenos. Sin Morcillo, la defensa estuvo igual de segura y contundente, Joaquín está inconmensurable y el rendimiento de Ximo Navarro hace aún más incomprensibles algunas decisiones de la etapa anterior. Lástima que el capitán de las últimas jornadas se vaya a marchar, cuando está cómodo y motivado, es uno de esos jugadores baluartes que se necesitan para dar el salto de calida que diferencia a los equipos de abajo de los de arriba. Como Motta, como Nano, como Borja, como Uche. Por supuesto, todos acompañados y bien secundados por compañeros que ahora sí están cómodos y desplegando su mejor fútbol.

Se notó desde el principio, con un Almería que se hizo con el balón para marear y pasar por encima del Elche. Ni el empate local nada más comenzar la segunda mitad iba a minar la moral rojiblanca, que siguió a lo suyo, a jugar al fútbol y a buscarle las cosquillas al rival con la posesión del cuero y las acciones de estrategia. ¡Viva la diferencia! El segundo golpe al rival ya fue mortal de necesidad y el tercero un regalo a la vista del casi medio centenar de aficionados que desafiaron a un lluvioso día laborable y viajaron a Elche. Noche feliz, pero hoy toca madrugar para seguir trabajando.

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