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Froome ya avista la meta de París

  • El líder resiste el ataque de Bardet en la cima de Izoard

El francés Warren Barguil (Sunweb), definitivo rey de la montaña del Tour, se coronó con honores al adjudicarse en solitario la etapa reina de los Alpes, disputada entre Briançon y la cima del Izoard, de 179,5 kilómetros, en la que Chris Froome (Sky) dio un paso de gigante para adjudicarse su cuarto título en París.

Barguil fue el mejor de la numerosa escapada inicial. Firmó su segunda victoria, que añade a la que logró en Foix el 14 de julio. Llegó con 20 segundos de adelanto sobre el colombiano Darwin Atapuma (UAE), quien dio paso a los favoritos.

El francés Warren Barguil, rey de la montaña, se coronó con honores en los AlpesBardet rebañó cuatro segundos a Froome de bonificación y seis a Rigoberto Urán

Romain Bardet, en el último acelerón, rebañó cuatro segundos de bonificación ante Froome y seis a Rigoberto Urán, quien cedió unos metros al final. Una menudencia, pero suficiente para que el francés, segundo en la general, adelantara al colombiano en el podio provisional.

Los últimos esfuerzos de ascenso castigaron a Mikel Landa, animador de la subida con un ataque que sembró el pánico. El español se dejó 12 segundos. Fabio Aru perdió 1.02 y sus opciones de podio y Alberto Contador, que lo volvió a intentar, 49 segundos, pero agarró la décima plaza de la general.

A falta de una etapa de transición y de la crono de mañana en Marsella, Froome ya tiene París y su cuarto título a tiro. No ganó la prestigiosa etapa del Izoard, pero los 23 segundos sobre Bardet y los 29 respecto a Urán deben bastar para ir entonando la victoria.

Era la etapa del ahora o nunca, una final para todas las aspiraciones. De entrada se marcharon 54 corredores que poco a poco se fueron cayendo a medida que se acercaba el Izoard. La fuga se formó camino de la Cota des Demoiselles Coiffées, donde la diferencia empezó a crecer hasta alcanzar los nueve minutos.

En el ascenso al Col de Vars, de primera categoría, el AG2R tomó el mando mostrando sus cartas. La escapada seguía con Gallopin, Atapuma, Sicard y Lutsenko en cabeza por la cima. En el descenso se unieron Hardy, Edet, Navarro y Grmay. Pero las primeras rampas del Izoard cambió la cara de la etapa. Los 14 kilómetros hacia la cima del coloso del Tour, a más de 2.300 metros de altitud, abrieron las puertas al último espectáculo en la lucha por la etapa, el podio y la general.

El primero en atacar fue el kazajo Lutsenko, alcanzado por Atapuma, lanzado hacia la gloria, empeñado en celebrar con victoria el día nacional de Colombia. Pero la mala suerte de ambos fue la reacción de un cohete llamado Barguil, quien tras alcanzarlos atacó para no volver a dos de meta.

Por detrás, en la refriega de los gallos, el Sky ordenaba y mandaba a su antojo hasta que Dan Martin decidió saltar las alarmas. Algo poco preocupante en comparación con el hachazo de Landa a 4,5 kilómetros. El español dejó solo a Froome con Bardet y Urán, a su criterio, en busca de la etapa y con la idea de forzar los ataques de los enemigos.

Todos reaccionaron y alcanzaron a Landa, quien había tenido sus minutos de gloria. Se esperaba el turno de Froome. A 2.500 metros de la cima el líder conectó el molinillo, en una zona lunar, donde la vegetación ni se imagina. El cambio de ritmo del líder no soltó a sus rivales, excepto a Aru, que sufría descolgado. Y sin embargo, sirvió para neutralizar el despegue de Landa.

Con los ilustres juntos hubo una resolución al sprint. Quién lo habría pensado en el Izoard. Pues sucedió. Combate nulo. Froome, de amarillo, paso de gigante, y Bardet, por dos segundos, quitó el segundo puesto a Urán. Días de mucho, víspera de nada.

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