La renovación de Antonio Puertas lleva camino de convertirse en el culebrón del mercado invernal rojiblanco. Según ha podido saber este periódico, el club ha hecho todo lo que está a su alcance para ampliar el vínculo del futbolista almeriense; de hecho, las negociaciones estaban bien encauzadas con su anterior representante.

Todo se tuerce cuando el benaducense decide cambiar de agente al irse el suyo habitual con la empresa de Juanma López (llevándose consigo a José Ángel) y mantenerse bajo el paraguas de Promoesport, pero con otra persona encargada de sus asuntos.

En ese preciso instante los contactos, hasta entonces fluidos, cesan de improviso sin comunicación alguna a la entidad unionista, que se ve impotente ante la táctica de aguantar al 1 de enero, cuando será considerado agente libre para negociar sin cortapisas con cualquier pretendiente que le pueda surgir.

La impotencia en las oficinas del Estadio Mediterráneo es absoluta, al considerar que al menos merecen ser escuchados por parte del jugador, ya que Alfonso García está dispuesto a hacer un esfuerzo económico para reconocer el buen rendimiento que está ofreciendo, así como su gran proyección y margen de crecimiento.

El encuentro entre ambas partes que Puertas anunció la semana pasada tampoco ha llegado a producirse, de ahí que desde la Comisión Deportiva manifestaran su "escepticismo" ante una renovación que ven "en punto muerto". La sensación del club, sorprendido con la oleada de quejas vertidas por abonados y simpatizantes en redes sociales a colación de este asunto, es que Puertas y su entorno están tensando la cuerda con la idea de que pueda surgirle alguna oferta de superior calado o, en caso contrario, recular para aceptar el ofrecimiento rojiblanco.

Tampoco ha ayudado en todo este impás que el presidente reconociera en privado tras la Junta de Accionistas que si Puertas no renovaba dejaría de jugar y que Soriano se alinease con las tesis del máximo mandatario en la rueda de prensa previa al choque en Anduva, donde se quedó en el banquillo de salida. Un cóctel explosivo que ha enfurecido a la masa social ante la frustración de la entidad y la pasividad del jugador.