Almería-Getafe · la crónica

Pasándolas canutas (1-0)

  • El Almería logra el primer triunfo del curso en casa con sufrimiento indecible ante un mermado Getafe Édgar firma el tanto de la victoria y Hemed termina expulsado.

Había que ganar y por una vez importaba poco cómo. Después de nueve meses de prolongada sequía en el Mediterráneo (medio año en términos competitivos), la primera victoria casera se hacía imprescindible para cargarse de moral y afrontar el arranque de esta segunda vuelta sin el sambenito de ser el único equipo de Primera estéril como local. 

Desde el 4 de mayo de 2014, frente al Betis, no se llevaba una alegría al cuerpo la parroquia rojiblanca y ayer por fin los aficionados regresaron a casa contentos. Eso sí, hubo que sufrir lo indecible ante un mermado Getafe, que se presentó en Almería con siete bajas, cuatro canteranos en la lista y habiendo jugado un partido de Liga y otro de Copa entre semana.

La anunciada revolución de JIM guillotinó a Vélez, Ximo y Thomas para dar entrada en el once a Dos Santos, Dubarbier y Soriano. El equipo respondió bien los diez primeros minutos del encuentro, con el juego volcado a la banda izquierda de Dubarbier y Édgar, donde el tinerfeño sería objeto de un claro penalti obra de Arroyo no pitado por el árbitro.

En esos compases iniciales bien pudieron adelantarse los unioniostas, que gozaron de un cabezazo al larguero de Dos Santos en un saque de esquina botado por Corona, pero incomprensiblemente el equipo fue cediendo el centro del campo al rival, sin especialistas puros en la demarcación, pero con buen trabajo de Sammir, Diego Castro y Juan Rodríguez.

El empuje del Getafe tuvo su pico al cuarto de hora de juego, cuando Álvaro Vázquez se coló entre los centrales y Julián tuvo que salir para abortar la ocasión cuando el ariete catalán intentaba alojar el balón por el hueco de las piernas del fornido guardameta.

Las fuerzas parecían equilibradas cuando al filo del descanso surgió una acción de las que desquician a los entrenadores. Julián realizó un saque de puerta largo, Soriano peinó hacia atrás unos metros por delante de la línea de medios y Hemed prolongó el balón a la posición de Édgar, desprovisto de marca dentro del área ante el desajuste de la zaga azulona. El pase del israelí fue bueno; la definición del isleño, mejor. Un buen toque de rosca al palo largo para salvar la estirada de Codina asestar un golpe piscológico al contrario.

Restaban 45 minutos para certificar el marcador y el Almería salió en busca del gol de la tranquilidad. Emulando lo acacedio en el primer periodo, esta vez era Soriano quien se topó con el travesaño tras un cabezazo en una falta lateral sacada por Verza, cuyo rechace envió al fondo de la red Michel, siendo anulado por un discutible fuera de juego.

El cuadro pintaba bien y se puso aún mejor para los intereses indálicos en el minuto 62, cuando el lateral zurdo Escudero veía la segunda amarilla por una falta sobre Wellington y tenía que abandonar el campo. En ese impás con superioridad el Almería pudo sentenciar de la mano de Hemed, que se marchó de Naldo para plantarse ante Codina, que detuvo su disparo.

Todo presagiaba por fin una victoria fácil, pero dos sucesos torcieron el festejo anticipado. Por una parte Juan Ignacio optó por retirar del campo a un renqueante Corona (dolorido de un golpe en la rodilla) para dar entrada a Fran Vélez junto a Verza en busca de mayor contención. El resultado fue que el equipo dio un peligroso paso atrás que estuvo a punto de pagar caro. Para echarle más picante a la salsa, Hemed veía la segunda amarilla a falta de diez minutos para el final, con lo que las fuerzas se reequilibraban.

Ese último tramo del duelo no fue apto para cardíacos, ya que aunque el Getafe no llegaba con claridad, el run-run en la grada (demasiado acostumbrada a finales trágicos) no era el más optimista, lo que incluso llevó al propio JIM a pedir gesticulando desde el banquillo el aliento del público.

La tensión estaba a flor de piel, pero esta vez no hubo que lamentar ningún infortunio; es más, los recién ingresados Espinosa y Dani Romera pudieron poner la puntilla en el descuento, pero Codina atajó su buena combinación. Se ha dado otro paso, pero remontar el río requiere de muchas paladas.

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