Alguien del entorno ha debido explicarle a Luis Miguel Ramis que su sorprendente rueda de prensa postpartido ante el Real Mallorca, tirando balones fuera para eludir cargar las tintas contra los jugadores, no ha caído nada bien entre la afición rojiblanca, cansada ya a estas alturas de un plantel que les ha dado más raciones de arena que de cal a lo largo del campeonato.

Las redes sociales fueron un hervidero tras su comparecencia en el Iberostar Estadi, donde llegó a insinuar que si Fidel mete la ocasión que tuvo en el 80 el escenario habría sido otro, como si en los minutos previos el equipo no hubiera mostrado una absoluta falta de intensidad y apatía impropia en la disputa pese a estar la permanencia en juego.

Ramis afeó a los suyos que en Mallorca no hicieran la presión a Yuste como ordenó

A muchos les recordó las surrealistas comparecencias de su antecesor en el cargo, Fernando Soriano, por lo general carentes de autocrítica o tendentes a describir un partido distinto al presenciado por el común de los mortales. Todo este introito viene a colación del rapapolvo que le soltó a sus discípulos durante la sesión matinal de ayer martes en el Estadio Mediterráneo.

Pasaban las once de la mañana, la plantilla estaba dividida en dos equipos disputando un partido a campo entero, con la prensa ya convenientemente apostada en sus lugares habituales, cuando su segundo hizo una observación del juego y Ramis, al otro extremo del campo -junto a los banquillos-, avanzó como un resorte exclamando a grito pelado frases muy gráficas acerca de la actitud de sus pupilos.

En primer lugar les afeó que en Mallorca no hubieran realizado la presión sobre la salida de balón de Héctor Yuste (central espigado y tosco con el esférico en los pies) que les había encomendado durante la preparación del choque. Acto seguido, conforme se venía arriba, les recriminó que esa forma de afrontar los partidos no conduce a nada bueno: "Os vais a Segunda B, si apretáis sois de Primera, pero si no, os vais a Segunda B. Para pasear os vais a casa, apretad que estáis dormidos", exclamó Ramis.

El objetivo perseguido por el técnico catalán estaba conseguido. Los medios allí presentes habían captado un mensaje que tranquilamente bien pudo habérselo trasladado a los futbolistas en el vestuario, pero que sin duda buscaba el eco mediático para que la afición tenga claro que el entrenador no está dispuesto a permitir que la situación se le vaya de las manos a falta de tres jornadas para el final.

A no pocos directivos les olió a cuerno quemado que tras la debacle balear no hubiera ningún recado a los jugadores. Ramis es debutante en un banquillo de la LFP, pero acumula mucha experiencia de su etapa como futbolista de élite y al frente del Real Madrid Castilla (donde también hay que lidiar con muchos egos juveniles), por lo que es consciente de que una reprimenda pública y directa contra la plantilla, que al fin y al cabo es la que tiene que sacar las castañas del fuego, no conducía a nada bueno.

Han sido muchas jornadas de aperitivos tras los entrenamientos y comidas para hacer piña con el objetivo de reconducir el vestuario para que dotarlo de buen ambiente y un paso en falso podía dar al traste con todo ello. Ramis optó por la prudencia el domingo y ahora saca el colmillo para recordar que no se pueden dormir.