rugby

Reconocimiento a los 'All Blacks'

  • La selección neozelandesa, con tres títulos mundiales en su palmarés, fue galardona con el premio Princesa de Asturas 2017 por su ejemplo de integración racial y cultural

El jurado del premio Princesa de Asturias de los Deportes 2017, durante la lectura del fallo.

El jurado del premio Princesa de Asturias de los Deportes 2017, durante la lectura del fallo. / J.L. Cereijido / efe

La selección neozelandesa de rugby, más conocida como los All Blacks, galardonada con el premio Princesa de Asturias, constituye una leyenda viva del deporte y un ejemplo del espectáculo visual que puede ofrecer al mundo un equipo formado por jugadores aguerridos y físicamente superdotados.

"Siente el poder. Nuestro dominio aumenta. Nuestra supremacía emerge". Tal y como reza la famosa haka Kapa o Pango, la danza maorí con la que la selección neozelandesa comienza todos sus encuentros, nadie puede contestar la hegemonía de los All Blacks, una excelencia que fue galardona con el premio Princesa de Asturias de los deportes.

Líderes de la clasificación mundial ininterrumpidamente desde finales de 2009, la selección neozelandesa no sólo se ha erigido en el mejor equipo de rugby de todos los tiempos, sino en un auténtico icono del deporte mundial.

Desde su uniforme completamente negro a la hoja plateada de helecho que luce en sus camisetas, sin olvidar su archiconocida haka, los símbolos de la selección neozelandesa se han convertido en sinónimo de rugby en el inconsciente colectivo de todos los aficionados de este deporte.

Una leyenda que se cimenta en los éxitos de un equipo que desde que en 1905, con los ya míticos Originals, realizó su primera gira internacional, no ha dejado de acumular victorias en su palmarés cada más extenso.

De hecho, los All Blacks, que tan sólo han sido derrotados en partido oficial por cinco selecciones -Australia, Inglaterra, Francia, Sudáfrica y Gales-, y han ganado el 77% de los encuentros que en total han disputado (552) entre 1903 y 2016, según recogen las estadísticas de la Federación Neozelandesa de Rugby.

Cifras que atestiguan la supremacía de un equipo que puede presumir de ser el único en contar con tres títulos mundiales, los dos últimos de manera consecutiva, tras añadir a la corona lograda en 1987 en Australia y Nueva Zelanda, las victorias en las Copas del Mundo disputadas en 2011 en Nueva Zelanda y en 2015 en Gales e Inglaterra.

Un excepcional palmarés al que sumar sus diez triunfos en las 16 ediciones del torneo Tres Naciones, la competición que enfrentó entre 1996 y 2011 a los gigantes del hemisferio sur -Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica-, o las cuatro victorias logradas en el Rugby Championships, el torneo que tomó el relevo al Tri-Nations en 2012 con la inclusión de la selección argentina.

Pero más allá de los éxitos deportivos, la selección neozelandesa de rugby, tal y como señaló el fallo del jurado de los Premios Princesa de Asturias, sobresale por los valores que transmite tanto dentro como fuera del terreno de juego, un "ejemplo de integración racial y cultural", que destila "unidad, amistad, solidaridad y deportividad".

Diversidad y valores que la selección neozelandesa de rugby transmite a todo el mundo gracias a los hipnóticos movimientos de su haka, la danza tribal maorí con la que los All Blacks inician cada uno de sus encuentros.

Un ritual con el que quieren, como señaló el autor de los versos del Kapa o Pango -la haka que sustituyó en 2005 a la antigua Ka Mate, Ka Mate- "celebrar la tierra de Nueva Zelanda con sus helechos plateados y sus guerreros de negro".

"Déjame volver a mi primer suspiro de aliento. Deja que mi fuerza vital regrese a la tierra. Es Nueva Zelanda que ahora truena. Es mi tiempo, ¡Es mi momento!", continúa. Y sin duda lo es, un momento de reconocimiento y admiración a nivel internacional, como el que ayer quiso otorgarle en Oviedo el jurado de los Premios Princesa de Asturias a los legendarios e inimitables All Blacks.

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