Le ha costado Dios y ayuda al Almería encontrar su once tipo, una identidad propia, un estilo de juego con el que los jugadores se sientan más o menos cómodos. Y justo ahora que el equipo comenzaba a funcionar e iba sacando con menos apuros de los habituales los resultados, las malditas bajas se acumulan. Entre sanciones y lesiones, el centro de la defensa y de la medular vuelven a cambiar de manos. Sin duda, es un contratiempo, pero la única manera que tiene el Almería para salir de abajo y evitar los problemas del año pasado, es que los suplentes sean capaces de dar también un paso adelante.

En Soria espera uno de esos partidos de fútbol práctico y poco vistoso. El Numancia, metido en más apuros de los que esperaba, es un conjunto correoso, de segundas jugadas y mucha presión. Justo de ésos a los que el Almería no termina de cogerle el gusto, puesto que en el cuerpo a cuerpo siempre sale perdedor. Eso sí, el encuentro llega en un momento en el que los rojiblancos van subiendo escalones lentamente, muy lentamente, pero de forma segura; mientras que los numantinos han dado pasos atrás y pueden caerse si no encuentran la verticalidad.

El encuentro de esta tarde será parecido al de Zorrilla en cuanto a la ansiedad de ambos, aunque los conceptos tácticos muy diferentes. Como el Valladolid o el propio Almería en casa, el Numancia afronta final tras final en su estadio y la afición puede ser su peor enemiga. Si los de Soriano salen concentrados y minimizan los errores ante el equipo que mejor comienza los partidos en Segunda División, el nerviosismo puede apoderarse del cuadro de Arrasate. Desde el calentamiento, los almerienses tienen que mostrar sus colmillos, mostrarse férreos atrás, sobre todo en las jugadas de estrategia, y buscar la sorpresa en alguna contra. La presión alta que ejerce el Numancia puede beneficiar a los rojiblancos si son capaces de romper la primera línea con pases certeros. Eso sí, cualquier pérdida será mortal por la velocidad y los buenos golpeadores desde media distancia que tiene el cuadro local.

Ahí jugarán un papel muy importante tanto centrales como mediocampistas, las dos líneas en las que habrá novedades. No es día para arriesgar balones, para tratar de hacer lo que no se sabe, sobre todo cuando no se confía en uno mismo. Más vale un pelotazo o un balón para que lo luche Quique con su habitual gallardía, que uno de los tantos balones tontos que se perdían al principio de campaña y que se convirtieron en auténticos dolores de cabeza.

Viendo que la enfermería se llenaba a mitad de semana, no quedaba otra que tratar de darle salida a los que estaban en ella. Uno de ellos es Fran Vélez, que en principio debe regresar al once junto a José Ángel. El tarraconense va a llegar muy justo tras sus dolencias en los abductores, que le tienen entre algodones durante las últimas semanas. Sin embargo, tiene el alta médica y Soriano tiene confianza ciega en él para que aporte recuperación al centro del campo. Tampoco hay más gente específica para ese puesto. Por otra parte, Trujillo también regresa al equipo titular para sustituir a Morcillo. El madrileño perdió la titularidad en detrimento de un Joaquín que no hay quien lo mueva, y tiene una buena ocasión para demostrarle al míster que va recuperando la forma, algo que le pasó factura al comienzo de campaña. El partido puede venirle bien, puesto que el mejor Trujillo siempre ha ido bien por alto y, por supuesto, dota al conjunto de una gallardía que será muy necesaria esta tarde para ganar de una vez por todas lejos del Mediterráneo.