el acta devivancos

Se agota el tiempo de la adaptación

  • Botella medio llena o medio vacía; detalles positivos y negativos; confianza en Fran Fernández o recelo

  • Todo puede ser relativo, pero no hay duda del deficiente estado físico de la plantilla

Quique, que se fajó en todo momento con la zaga aragonesa, salta por un balón con Carlos David, expeditivo capitán del Huesca.

Quique, que se fajó en todo momento con la zaga aragonesa, salta por un balón con Carlos David, expeditivo capitán del Huesca. / rafael gonzález

Botella medio llena o medio vacía. Detalles positivos y negativos. Confianza en Fran Fernández o recelo. Todo puede ser relativo, pero de lo que no hay duda es del deficiente estado físico de la plantilla. Son numerosas incógnitas, demasiadas elucubraciones con las que hay que contar a la hora de tomar una decisión por el bien de un equipo que ha estado dejado de la mano de Dios. Tras el buen sabor de boca de Lugo, la alineación inicial ante el Huesca sabía a gloria. El centro del campo con Borja, Azeez y Pozo prometía, pero el de ayer pasaba por ser un choque de los que se deciden por un detalle, por un acierto puntual. Si uno se acuerda de las brillantes internadas de Puertas en la primera mitad, con excelsa calidad en su control inicial y deplorable elección en el pase final, o de la que tuvo Fidel tras asistencia de Pozo, que desperdició el extremo al ceder absurdamente a Quique, entiende que la clave del partido estuvo ahí. Si además, ni Azeez ni Pozo lograron controlar la parcela central, obtenemos la respuesta a un encuentro que se pudo encarrilar al comienzo y que tras el descanso, tal y como ocurrió en Lugo, se acusó el cansancio. Quizá el conjunto de Fran Fernández esté más ordenado que antaño y el equipo sea más solidario a la hora de defender; precisamente por ahí pudiera venir el bajón conforme avanza la segunda mitad. Una cosa es lo que pretende el nuevo técnico y otra es el estado físico actual, según la primitiva idea y planificación del otrora entrenador, Soriano. Por consiguiente, puede que haya una descoordinación entre el trabajo de estas fechas y ciertos parámetros del pasado, que habría que acoplar más temprano que tarde. A la espera del ensamblaje, hay que afinar en los cambios durante los choques con el objetivo primordial de minimizar la metamorfosis. En ese campo, Fran Fernández no estuvo fino ayer mañana. Más bien se fueron dando pasos atrás conforme se sucedían las sustituciones. Dos de ellas, sobre todo la de Uche, tardaron en llegar, y tanto Corona como Gaspar casi nada aportaron. A Pozo lo hubiese mantenido sobre el césped y eché de menos la profundidad de otro jugador por la de un Puertas desafortunado. Menos mal que Casto y Joaquín (qué grande es y será el almeriense) estuvieron ahí. Enfrente, el Huesca. Un equipo trabajado, adaptado a la Segunda A como un insecto palo a una rama, con un técnico de carácter. Sí, grandes virtudes para navegar por la categoría de plata, pero es el Huesca, un conjunto exprimido al máximo, pero perfectamente batible. Y es que al término del choque percibí cierto conformismo a nivel general con el punto logrado en el Mediterráneo ante, repito, el Huesca. Son pocos días para exigirle resultados al joven entrenador almeriense o a quien pudiera venir en próximas fechas, pero las jornadas avanzan, rivales como el Córdoba no van repartiendo flores por el camino y la salvación sigue estando a más de una victoria. O te adaptas o te comen.

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