Fútbol

Una 'ayudita' arbitral nunca está de más (2-1)

  • De Burgos Bengoetxea pone alfombra roja para el triunfo rojiblanco con la expulsión de Dimas por un cabezazo sobre Charles que nadie vio. El carioca y Aleix encuentran portería Tercer partido seguido con superioridad en casa

 Si en su día denunciamos los robos arbitrales cometidos contra el Almería, hoy no queda menos que admitir la evidencia y señalar a De Burgos Bengoetxea como colaborador involuntario en el triunfo rojiblanco al sacarse de la chistera la expulsión de Dimas por una supuesta agresión que nadie vio porque no se produjo. Corría el minuto 26 cuando el mediocentro recreativista se echó al suelo para cortar un balón que llegaba a Charles, el brasileño cayó al suelo y la acción continuó. Una vez el esférico estuvo detenido, el colegiado se fue para el jugador blanquiazul y le mostró la cartulina roja de forma inopinada. La acción no fue recogida por las cámaras de televisión y pocos la vieron en el campo, pero esos pocos coinciden en señalar que en ningún momento Charles resulta agredido cuando se levanta. Es cierto que hasta ese instante el dominio y la posesión del balón correspondió al Almería de forma apabullante, como no lo es menos que a partir de ese momento el camino hacia la victoria quedó expedito, siendo la tercera vez consecutiva que ocurre en el Mediterráneo, si bien los precedentes frente a Las Palmas y Sporting no habían terminado de la mejor manera posible. Hay colegiados que no dan el nivel mínimo ni para la categoría de plata y el vasco, no contento con mandar a Dimas al vestuario, privó al Recre de su técnico poco después, por no incidir en su muelle fácil a la hora de mostrar tarjetas, sacando la friolera de una docena, cuatro para los locales y ocho para los visitantes, entre ellas las dos expulsiones. Como decíamos, la presión ordenada por Gracia en la salida de balón del rival provocó la asfixia del Decano en los primeros compases, circunstancia acentuada tras su inferioridad, que permitió  mejores incursiones por banda. En una de ellas, conducida por Rafita, el exrecreativista sacó un centro medido para Charles, cuyo remate de cabeza sorprendía al meta Cabrero al borde del descanso. Una acción calcada con ambos protagonistas al inicio del segundo acto que esta vez Charles fallaba de cabeza a puerta vacía hacía presagiar un camino de rosas para los locales. Nada más lejos de la realidad. Para muestra, un botón: a los 62 minutos de juego, los tiros a puerta de unos y otros se repartían en 3/2. El Recre apenas inquietaba en el aspecto ofensivo, pero en la grada se palpaba el nerviosismo de los últimos fiascos. Aleix se iba a encargar de llevar cierta tranquilidad después de que Cabrero despejase otro balón en un cabezazo de Charles tras centro en esta ocasión de Iago Falque. El 2-0, no obstante, iba a llegar de la forma más insospechada. Christian lanzó un saque de banda estratosférico al corazón del área, un central del Recre la peinó hacia atrás en su intento del despeje y el extremo catalán apareció en el lugar idóneo para remachar de cabeza a la red. Muchos pensaron entonces que los veinte últimos minutos serían coser y cantar. Se equivocaban, entre otras cosas porque el Almería continúa siendo un co adero en la defensa de acciones a balón parado, el auténtico quebradero de cabeza este curso para Gracia. A doce minutos para el final el Recre botó un córner que Ruymán, libre de marca, se encargaba de rematar de cabeza ajustado al palo para sorprender a Esteban y llevar la angustia a los seguidores. Por fortuna, el cuadro onubense había llegado a ese tramo del partido con los plomos fundidos y fue el Almería quien pudo abrir brecha a la contra. Un remate de Soriano con la zurda lo despejó Cabrero con dificultades y ya en el descuento Chumbi rozó el 3-1 con un remate de cabeza a centro de Abel. Los tres puntos y la consiguiente recuperación del segundo puesto son la mejor lectura posible de un encuentro en el que el Almería volvió a dejar sensaciones encontradas. El equipo, escaso de frescura y fluidez, tampoco termina de encontrar un patrón de juego, pero a falta de pan, buenas son tortas.

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