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Una entrada agónica a cuartos

  • España acaba derrotando a una competitiva Brasil en un partido en el que fue a remolque

El lateral español Alex Dujshebaev intenta lanzar ante Vinicius Langaro, en uno de los duelos particulares del choque.

El lateral español Alex Dujshebaev intenta lanzar ante Vinicius Langaro, en uno de los duelos particulares del choque. / GUILLAUME HORCAJUELO / efe

Brasil: Almeida (1); Chiuffa (5, 3p.), Toledo (3), Silva (7), Langaro (5), Novais (2) y Pozzer (4) -equipo inicial-, Santos, Teixeira, Torriani, Candido, Guimaraes, Ceretta, Moraes, Ponciano y Dutra. España: Pérez de Vargas; Balaguer (4), Dujshebaev (5), Gedeón Guardiola, Morros, Cañellas (5) y Ángel Fernández (3) -equipo inicial-, Corrales, Gurbindo, Rivera (4, 2p), Víctor Tomás, Entrerríos (1), Sarmiento (2), Aginagalde (4), Goñi y Figueras. Parciales: 3-3, 6-5, 8-7, 11-9, 14-13 y 18-16 (descanso) 19-16, 20-20, 23-23, 24-25, 26-26 y 27-28 (final). Árbitros: Bruner y Salah (suizos). Excluyeron por dos minutos a Ponciano (2), Langaro (2), Toledo; Dujshebaev, Cañellas, Goñi y Balaguer. Incidencias: Encuentro de octavos de final del Mundial de Francia disputado en L'Arena de Montpellier ante la presencia de unos 11.000 espectadores.

La selección española logró la clasificación para los cuartos de final tras imponerse por un agónico 27-28 a Brasil en un encuentro que los Hispanos tan sólo pudieron decantar a su favor en lo segundos finales, fruto de una exclusión en el equipo brasileño.

Superioridad numérica que España no desaprovechó para lograr un renta de dos goles (26-28), la máxima de la que gozaron los de Jordi Ribera, a menos de un minuto para el final, que condenó a Brasil a quedarse, una vez más, a las puertas de los cuartos, como ya le ocurrió en los dos últimos mundiales.

Fue un duro castigo para los sudamericanos, que se encargaron de personificar el extremo Valero Rivera y el lateral Alex Dujshebaev, quien anotó cuatro de sus cinco tantos en el segundo tiempo, el último de ellos a poco menos de cincuenta segundos para el final del choque.

El gol desató la locura del equipo español, que se medirá el martes en cuartos con el vencedor del duelo entre Croacia y Egipto, tras sufrir lo indecible ante un equipo brasileño que durante muchos minutos fue superior.

Pese a las advertencias del preparador español en la necesidad de controlar los lanzamientos de Haniel Langaro, el conjunto español sufrió lo indecible para poder frenar al cañonero del Naturhouse La Rioja, que firmó dos de los primeros tres tantos brasileños.

El problema que se agravó con la presencia en el flanco derecho de la defensa española de Dujshebaev, un jugador que no acostumbra a defender, dada su menor envergadura. No tardó tal circunstancia en costar la exclusión al español, que tuvo que recurrir a los agarrones para intentar frenar a un jugador que le supera en kilos y en centímetros.

Aunque el mayor problema de España no estuvo en defensa, sino en ataque, donde los de Jordi Ribera, atenazados por el buen arranque del meta brasileño César Almeida, que atajó cinco balones en los primeros diez minutos, falló lanzamientos como nunca lo había hecho antes.

Fallos y fallos que permitieron a Brasil lograr una inquietante ventaja (14-11) a los 18 minutos de juego, lo que obligó a solicitar un urgente tiempo muerto.

Fue un respiro que pareció ajustar definitivamente el punto de mira de los internacionales españoles, aunque no así la defensa de los Hispanos. De se modo, los siguientes minutos fueron un intercambio constante de goles.

De la sucesión de goles curiosamente salió beneficiado el equipo español, que logró igualar la contienda a menos de tres minutos para llegar para llegar a los vestuarios (16-16).

Pero España estaba destinada a sufrir y una nueva exclusión, la cuarta con la que fue castigado España en la primera mitad, dejó en nada la reacción de los de Jordi Ribera, obligados a remontar en el sesumgundo tiempo dos goles de desventaja (18-16).

España logró enjugar la diferencia (20-20) gracias la irrupción del guardameta Rodrigo Corrales, que firmó cuatro paradas en los nueve primeros minutos de la reanudación, las mismas de Pérez de Vargas en el primer tiempo.

Fueron unas paradas que parecieron ajustar el sistema defensivo español, que comenzó a frenar los tiros de Langaro y las conexiones con el pivote Alexandro Pozzer, que había sido un martirio para España en la primera parte.

La defensa permitió a España entrar con ventaja en los diez último minutos de partido (24-25), que pudo ser mayor si el portero Maik Santos (dos paradas a lanzamientos de penalti de Valero Rivera y Víctor Tomás) no lo evita. El choque entró en el tramo final con empate (26-26), un tiempo que quedó condicionado por la exclusión del brasileño Guilherme Toledo y que permitió encontrar a España, por fin, el camino para superar a Brasil.

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