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El partido del año es blanco

  • El Madrid gana su segunda prórroga (99-103) al Baskonia, que perdonó en el último cuarto

Baskonia y Real Madrid pusieron alto el listón, oposita a partido del año la tremenda semifinal que jugaron azulgranas y blancos en el Buesa Arena. Ganó el campeón, que acumula 11 victorias seguidas en Copa, no pierde desde 2013. Lo tuvo que hacer en la prórroga, la segunda tras la discutida del jueves ante el Andorra, a la que se llegó porque al Baskonia tuvo miedo a ganar. Con 87-79 a falta de 3:21 para acabar el partido, había hecho lo más complicado. El Madrid dominó, por momentos con holgura (37-50), pero entró en trance Rodrigue Beaubois (24 puntos), uno de esos protagonistas inesperados en la Copa. Y el Baskonia lo tuvo en la mano.

Pero si algo distingue a este Real Madrid es que ha creado un hábito de victoria demoledor, un colmillo afiladísimo. El Madrid cree hasta el final, siempre. Y casi siempre gana. Fue maravilloso el segundo cuarto de Luka Doncic, incomprensible que con 17 años tenga tanto baloncesto en la cabeza. Ahí amagó con romper el equipo blanco (35-44 al descanso)., al son del precoz genio de Ljubljana, que regaló un catálogo de canastas y asistencias de categoría exquisita. Acabaría como el jugador más valorado del partido (26), tras 23 puntos, seis rebotes y tres asistencias.

El Baskonia fue otro tras el descanso, creyó en la victoria después de un segundo cuarto malo. Y metió presión al Madrid apoyado en el tridente Larkin-Beaubois-Hanga, que acumularon 12 triples. La desidia defensiva de Bargnani (único europeo número uno del draft de la NBA, puede que Doncic en un par de años le haga compañía) le restaba minutos. El Madrid parecía flaquear, le costaba anotar y el Baskonia había encontrado una vía de agua que se fue ensanchando hasta ese 87-79.

Si algo distingue a los equipos buenos de los grandes es la decisión. El Baskonia dudó y la duda acaba matando. Sobre todo cuando enfrente está Llull, un iluminado que es el que más fe tiene de todos. Un triple suyo igualaba el partido. Larkin erró a 15 segundos y el propio Llull tampoco metió la última canasta. El partido se fue a la prórroga, el territorio Madrid de esta Copa. Y ahí no erró, otra vez, el equipo blanco, que ha creado una dinastía copera. El póker le está esperando hoy.

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