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No se reivindica en una fecha clave

  • El malagueño deja un sabor agridulce y no aprovecha la titularidad que le concede Ramis en un partido importante por la salvación

  • Fue sustituido mediado el segundo tiempo por Corona

El malagueño no se mostró tan protagonista como en otras ocasiones.

El malagueño no se mostró tan protagonista como en otras ocasiones. / javier alonso

Por talento quizá es el mejor jugador de la categoría de plata del fútbol español. Si es que son más escépticos y no acaban de creerse esta atrevida creencia, encasillénlo entre los tres mejores. Si hay que alcanzar el límite, digamos que ha nacido para jugar en Primera División. Eso sí, aún le queda mucho para poder hacerlo. Al menos con garantías.

Se desconoce el motivo por el cual José Ángel Pozo (Fuengirola, Málaga; 1996) aún no destaca partido sí, partido también. Ese toque guadinesco le está haciendo tener que estar en el banquillo más veces de las deseadas. No ser un jugador de músculo para entregarse en labores defensivas, provoca que muchos entrenadores prescindan de él cuando el empate a domicilio es el objetivo. Sí parece mucho más idóneo, más concretamente ideal, para planteamientos mucho más ofensivos. Y el de ayer es el mejor ejemplo.

La vuelta del equipo al Mediterráneo trajo consigo una nueva titularidad de Pozo. La primera de la mano de Luis Miguel Ramis, que premió el trabajo intersemanal del malagueño, que en los entrenamientos hace las delicias de los aficionados que se acercan cada mañana al anexo. Sin embargo, el futbolista en los últimos choques no está consiguiendo traducir esas buenas sensaciones a los partidos oficiales. Y eso viene a ser un problema. Si ante el Huesca pecó de intrascendente, ante el Alcorcón de Julio Velázquez no estuvo mucho más brillante. Un par de chispazos en ambas partes que dejaron un sabor agriculce. La secuencia que bien resume el encuentro es aquella que sucedió cuando corría el minuto 50 y Marco Motta, muy expeditivo en ataque, le cedió un balón que Pozo debería haber introducido en la portería. O al menos, haber creado una clara ocasión de peligro que hubiera puesto en aprietos a Dmitrovic. La solución es que no llegó. Su intrascendencia en el juego del equipo, más penalizada dado que Ramis quiere que el plantel tenga buen trato de balón y ahí Pozo tiene mucho ganado, acabó siendo 'castigada' en el ecuador de la segunda mitad. En el minuto 75 Luis Miguel Ramis lo sustituyó por Miguel Ángel Corona y ahí acabó esta gris actuación.

Si al '10' se le demandan buenas actuaciones es porque se sabe de su potencial. Y no es algo que se intuye de su etapa en las bases del Manchester City, es algo que la afición almeriense ha saboreado en el Mediterráneo. No puede repetir todos los días goles como los de Osasuna, si está en su debe tener mejores números de cara a puerta, pero sí que sea protagonista cuando los unionistas tienen el balón en sus pies. Debe ser, por calidad el faro que alumbre al resto del compañeros. El problema que se le achaca es que ayer no lo fue. Y no es la primera vez.

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