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Ya sólo quedan tres

  • A falta de juego, el Barça descarta al Atlético para la Liga con la vis oportunista de Messi

  • El Madrid remonta por poder y zanja muchas dudas

  • Sampaoli volvió a resolver el puzle

Ya sólo quedan tres

Ya sólo quedan tres

Apenas un famélico punto ha conseguido el Atlético de Madrid con los cinco equipos que comparten con él los puestos europeos. Fue en el Camp Nou. Perdió en el Sánchez-Pizjuán, en El Madrigal y Anoeta, y también en el Calderón ante el Real Madrid y, el domingo, ante el Barcelona. Ahí, en la azotea, se concentran sus cinco derrotas. La caída ante el campeón supo a definitiva desde la óptica de los colchoneros, a 10 puntos ya de su vecino de blanco -con un partido más, además, y con el goal average particular en chino tras el 0-3 del derbi en el Manzanares-, a nueve del Barcelona que son diez por los enfrentamientos directos y a siete del tercero, el Sevilla. El equipo de Sampaoli es la liebre a cazar para la tropa de Simeone.

A diferencia de otras victorias barcelonistas en el Calderón, la del domingo tuvo una evidente carga de injusticia. El Barça no termina de carburar. Resulta difícil recordar un partido en el que ese monumental pivote que atiende por Sergio Busquets fallara tanto en el pase como ante los rojiblancos. Su discreto nivel es un reflejo del presente azulgrana.

Ter Stegen y Piqué sostuvieron el andamiaje en la primera parte. Y luego, el gen ganador del campeón se alió con la diosa Fortuna. También ella parece seducida por la grandeza de Messi, favorecido por un rebote para ese importantísimo tanto al final de la contienda. También el 0-1 inicial llega precedido de tres rebotes, nada menos, hasta que Rafinha envía el cuero a la red de Oblak.

Al Atlético le está faltando definición arriba y lo paga caro donde se cuecen las aspiraciones. ¿Mereció perder? No. Pero ante el Madrid o el Barça, los merecimientos sólo son el principio.

Tampoco mereció perder el Villarreal con el Real Madrid. La reacción blanca obedece a su historia. Tuvo mucho de fe y casta, mucho de fútbol -Zidane acertó sobre todo con la inclusión de Isco- y un poco, todo hay que decirlo, de beneficio arbitral en esa mano involuntaria de Bruno Soriano que Gil Manzano castigó con penalti. No es lo mismo un error de apreciación que uno de interpretación.

Ese 2-3 final hizo que el Madrid retuviera el liderato ante el Barcelona y tuvo un enorme rédito moral para un grupo que no termina de tenerlas todas consigo. Sólo quedan tres jugadores en la mesa, pero el Madrid sigue teniendo la mejor mano: tiene más puntos, un partido menos en Vigo -pendiente de fecha- y recibe en el Bernabéu a los otros dos, el Barça y un Sevilla que, de momento, aguanta. En su derbi, Sampaoli volvió a hacerlo: en la primera parte tiró las piezas del puzle a discreción sobre el tablero, pero con su aguda vista volvió a resolverlo con las entradas de Ben Yedder y sobre todo Iborra, ese gran capitán de barba cerrada que todo equipo debe tener.

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