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El trabajo que no se ve de técnicos, utilleros y fisios

Juan Ventaja, Bernardo Hernández y María Alcalá son utilleros del club.

Juan Ventaja, Bernardo Hernández y María Alcalá son utilleros del club. / udalmeriasad.com

La noche del martes fue especial porque sirvió para que los nuevos dieran ese paso al frente El entrenador, Luis Ramis, después de decir unas palabras por su cumpleaños, invitó a romper el hielo a los recién llegados para presentarse ante sus nuevos compañeros. No les fue sencillo porque el auditorio tampoco se lo puso fácil y, al final, las risas crearon cercanía. En las pretemporadas no solo se trata de aprender a jugar de memoria sino de fortalecer el vestuario.

Todo arranca a primerísima hora con un desayuno previo a la batalla del día a día. El cuerpo técnico liderado por Ramis tiene una sala específica para reunirse con su gente para plantear el amistoso ante el Sevilla Atlético y los entrenamientos del jueves. Las cargas de trabajo son de Miguel Ángel Fernández Cuadrado, los análisis de Iván Madroño Campos y el asunto de la portería de Ángel Férez. En todo, José Gil, ayudante de un entrenador que coordina y supervisa con máxima confianza el trabajo de sus ayudantes.

Al fondo del pasillo del ala este del hotel aparece una habitación siempre abierta, plagada de camillas, es el 'taller' de chapa y pintura por el que van pasando muchos jugadores para ponerse en mano de los fisioterapeutas de la expedición: Fran Simón, Enrique Portaz y Pedro Serrano. El entrenamiento invisible. Los que hacen magia para que el futbolista rinda al 100%. No falta tampoco el médico del Almería, Misael Rivas, que a las ocho y media de la mañana ya había revisado pesos habitación por habitación para el control diario. José Manuel, el recuperador, atento a cualquier ayuda.

Y justo al lado se encuentra el cuarto del material, controlado por los utilleros del club: Bernardo Hernández custodia, María César Alcalá y su incombustible sonrisa organiza y Juan Ventaja faena. Mulipliquen los cuarenta y tantos que forman la expedición, con la ropa de calle, de entrenamiento y de partido que hay que disponer a diario, y háganse una idea del trabajo que acumulan. Es lo que no se ve ni se advierte.

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