Richard johnson. Fundador y propietario de las academias de inglés eli

"Los empresarios no se dan cuenta de lo que un jefe tóxico puede dañar el negocio"

  • Es un firme defensor de la economía consciente, que promueve los valores humanos por encima de los económicos

  • "La gente que trabaja a gusto aporta beneficios a la empresa", asegura

Richard Johnson, fundador y dueño de las academias ELI (English Language Institute).

Richard Johnson, fundador y dueño de las academias ELI (English Language Institute). / josé ángel garcía

-Nació en México -de padres ingleses-, fue a la universidad en Canadá y lleva 40 años viviendo en España. ¿Cómo recaló en Sevilla?

-Vine porque mi ex mujer quería estudiar en el Archivo de Indias y yo quería volver a un país latino. Cuando llevaba dos días aquí supe que iba a pasar el resto de mi vida.

-Y ahora puede presumir de tener una de las academias de inglés más longevas del país...

-Monté English Language Institute (ELI) en 1980. Era un buen momento, sólo había tres academias en Sevilla. La zona de Nervión necesitaba una y la abrí aquí. Tuvimos mucho éxito y, a los cuatro o cinco años, abrimos Triana, Porvenir y Ronda de Capuchinos. Nos mantuvimos con estas cuatro en los 90 hasta que nos instalamos en Montequinto, Sevilla Este, Bormujos... y empezamos la fórmula de franquicia blanda.

-¿Franquicia blanda?

-Significa que si el interesado en abrir una franquicia comparte nuestra filosofía, le damos todo tipo de facilidades: le asesoramos, le ayudamos con la inversión inicial, en la búsqueda de local. Sólo nos paga un canon cuando el negocio empieza a funcionar, no antes -un 3% de la facturación anual- y siempre confiamos en las cifras que nos da, no las supervisamos. La relación se basa en la confianza.

-Es raro encontrar a empresarios que funcionen así...

-Éste es el modelo que queremos extender, el de la economía consciente. Yo no creo en la gestión como control y autoridad. Siempre he basado mi actividad en la colaboración y la confianza. Si tratas bien a la gente, te va a responder. Es de una lógica aplastante. Mantener un buen ambiente genera círculos virtuosos de gente trabajando feliz. Los empresarios no se dan cuenta de lo que un jefe tóxico puede dañar el negocio. El maltrato a las personas y la energía negativa se acaba pagando.

-¿Habla por experiencia?

-En toda la historia de la academia sólo hemos despedido a cuatro personas. Hubo un caso de una persona tóxica que mantuvimos durante demasiado tiempo. Si me arrepiento de una cosa en mi vida es de no haber cortado eso a tiempo porque generó mucho daño a su alrededor y, cuando lo echamos, se sintió mucho alivio y todo funcionó mucho mejor. Mi meta número siempre ha sido que no me pudiesen llamar cabrón, por eso aquí no tenemos jefes cabrones.

-¿En qué otras cosas se nota que su negocio se rige por el modelo de economía consciente?

-Aquí tenemos mucha plantilla fija. En otras academias los profesores trabajan 10,5 meses al año, pero aquí se hizo una planificación salarial para que pudieran tener contratos de un año completo y no ser fijos-discontinuos. Además, tienen horarios consolidados y no sufren continuos vaivenes. También reciben formación todas las semanas, lo que nos da un plus de calidad. Otras academias están constantemente perdiendo a profesores, pero aquí apenas hay rotación. Más allá de lo laboral, ELI apoya temas sociales y culturales.

-¿Y con esta filosofía de empresa se gana dinero?

-Por supuesto. Somos una academia rentable. La economía consciente supone que la rentabilidad no es el único objetivo, sino la consecuencia de un entorno de trabajo en el que prima el bienestar para todo el mundo. La gente que trabaja a gusto aporta beneficios.

-¿Entiende que hay gente que piense que lo que describe es un mundo ideal?

-Se viven tantos malos rollos en los entornos laborales que es normal que la gente no se lo crea, que piense que esto es humo o postureo. Lo único que puedo hacer es animarlos a que vengan a conocernos y comprueben que todo es real.

-Ilústrenos esa rentabilidad con las cifras de ELI.

-En 2016 facturamos 4,3 millones, con un 5% de beneficios. Tenemos 120 personas trabajando, de las que 90 son profesores nativos. El resto del personal de apoyo es español. Contamos con más de 5.000 alumnos -el 95% niños y adolescentes de 4 a 18 años- repartidos entre 10 centros propios y seis franquicias. Estamos presentes en Sevilla, Granada y Málaga.

-¿Quieren potenciar el número de alumnos adultos?

-No. Los adultos son tremendamente infieles e inconstantes. Suelen tener necesidades muy urgentes y se frustran rápido. Nos interesa más tener grupos consolidados que funcionen desde septiembre hasta finales de julio. Nuestros alumnos están aquí unos 10-11 años de media, hasta que hacen la selectividad.

-¿Cuál es su plan de expansión?

-Tenemos todo el potencial para tener un puesto más dominante en el mapa nacional, pero no forma parte de nuestra estrategia. Tengo 63 años, mido mucho mi comodidad y no tengo ninguna necesidad de hacer algo así. ELI ya es mucho más grande de lo que necesitaba.

-¿Cómo ha soportado la academia los años de crisis?

-La crisis no ha sido un gran problema para este sector. Se quedó gente en el paro y muchos decidieron aprovechar el tiempo estudiando inglés. Lo que sí ha causado impacto ha sido el aumento brutal de la compentencia. En tres o cuatro años se duplicó o incluso triplicó el número de academias. Nosotros somos grandes y nos mantenemos, pero hay otras academias que han perdido el 30 ó el 40% de sus alumnos.

-¿Cuánto cuestan sus cursos?

-Para niños, dos horas a la semana salen por 60-70 euros al mes. Los adultos pagan de 85 a 95 euros mensuales por tres horas semanales. Hay academias que trabajan con precios un 30, 40 ó 50% más baratos. Pero nosotros gastamos mucho en nuestra estructura porque es muy profesional. Nos gusta tener gente de sobra, que trabajen desahogadamente, no que echen 60 horas a la semana. Por eso somos más caros.

-Y aún así la gente sigue viniendo.

-Tenemos éxito por el boca a boca. Somos más caros, pero la gente acude aquí porque hay una diferencia de calidad, no es pagar más por esnobismo.

-¿A qué edad es recomendable empezar a estudiar inglés?

-Si tienes un profesor magnífico, se puede empezar con tres o cuatro años. Pero no sirve cualquiera. Los padres son cada vez más ansiosos, quieren que sus hijos tengan ventajas en la vida, pero no hay que pasarse. Lo normal es empezar con seis o siete años, que es cuando se coge mejor la pronunciación.

-¿Por qué es tan difícil para los españoles aprender inglés?

-Por el sentido del ridículo, les inhibe mucho. Deberían echarle más cara. El inglés y la informática son destrezas vitales para ser ciudadano del mundo. Esto deben grabárselo a fuego.

-¿El 'Brexit' va a ser un problema para los profesores de ELI?

-Sí. Muchos son de Reino Unido y el libre movimiento de personas se va a limitar. Es un despropósito, no debería haber pasado.

-¿El inglés seguirá siendo el idioma dominante en la UE?

-No será el idioma oficial, pero como es tan importante a nivel comercial, no perderá fuerza. Va a perder prestigio, pero no su posición dominante.

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