Tribuna económica

gumersindo ruiz

La nueva revolución financiera en China

Las bolsas chinas han sido admitidas en el índice mundial de Morgan Stanley

La noticia más importante en la Bolsa esta semana ha sido la admisión de las bolsas chinas en el índice mundial de Morgan Stanley. Este hecho las ha llevado a máximos que no se daban desde hace 18 meses. Aún recordamos cómo, en el verano de 2015, los mercados mundiales sufrieron las incertidumbres sobre el tipo de cambio y el crecimiento de la economía de China; la conmoción duró varios meses hasta que la divisa se fue estabilizando frente al dólar y una cesta de monedas. En aquel momento el índice había pasado de 2.000 a 5.500 en año y medio -desde 2014 al verano de 2015-, para caer por debajo de 3.000 en poco tiempo. Desde entonces el mercado ha subido hasta 3.500, y de ahí la expectativa por ver qué hace ahora.

China es el segundo mercado del mundo por capitalización bursátil, pero los inversores extranjeros apenas tienen un 2% del mismo. Hasta ahora la opacidad de las empresas -en cuentas y gobernanza-, el fuerte endeudamiento de las mismas, las dudas sobre los préstamos del sistema bancario, y sobre todo las salidas de capitales asociadas a la volatilidad del tipo de cambio, retraían a los inversores. Con la decisión de incorporarlas a los índices mundiales, no sólo las bolsas chinas, sino las bolsas mundiales dan un giro importante, pues cualquier que tenga un fondo o plan de pensiones global, donde ponderan las principales bolsas, está ya invertido en China. No exactamente de manera proporcional al peso de la Bolsa, pero sí de una forma significativa.

Este hecho tiene una lectura política, pues China lleva tiempo intentando jugar en los mercados sin perder controles fundamentales de su economía. En la relación actual con los nuevos dirigentes norteamericanos, que acusan al país de manipular a la baja el tipo de cambio, resulta evidente que este tipo es relativamente estable, dentro de los límites diarios en que el gobierno permite que oscile. El banco central (People's Bank of China) ha ido subiendo selectivamente los tipos de interés y manejando la liquidez para evitar burbujas de crédito, y dar credibilidad al cambio. Se pretende que el yuan juegue un papel como divisa de referencia en los intercambios internacionales, y aunque se está lejos de ello, el Banco Central Europeo acaba de reconocer el yuan como una divisa que forma parte de su balance. Quizás esto entra dentro de las nuevas relaciones de poder internacionales, y es un gesto para crear alianzas con China, al tiempo que se pierden con antiguos aliados, pero no cabe duda que va tomando forma una nueva revolución en China, esta vez financiera, cuando ya ha consolidado la productiva. No es tan fácil ni tan inmediata, pues las bolsas chinas están a prueba en el índice mundial, y las dudas sobre la financiación no bancaria, el endeudamiento privado, y los préstamos bancarios, seguirán existiendo mientras no haya transparencia. Pero esto es algo que también puede decirse, en mayor o menor medida, de casi todos los sistemas financieros actuales.

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