Cajamar está adherida al Programa Óptima, que pretende potenciar la igualdad real de la mujer en todos los ámbitos sociales, aportando su granito de arena con la creciente contratación de personal femenino.

-La entidad puso en marcha el Plan de Acción Positiva para la igualdad de oportunidades de la mujer en la empresa. ¿En qué situación se encuentra?

-Cajamar se encuentra completamente implicada, a través del Programa Óptima, y los datos hablan por sí mismos. Al cierre de 2007, la plantilla está compuesta por un 60% de hombres y un 40% de mujeres, pero si analizamos el periodo que va desde 2002 hasta 2007, en el que Cajamar ha contratado a 1.062 empleados, siete de cada diez contratados han sido mujeres. Si contamos sólo el último ejercicio, de los 212 nuevos empleados, el 84% ha sido personal femenino.

-Quizá, la asignatura pendiente está en que ocupen los puestos de mayor responsabilidad...

-Es cierto que aún no se ven mujeres en los más altos cargos, pero donde existe un elevado número de mujeres es en los puestos intermedios, en el Comité de Dirección, hay subdirectoras de División, directoras de zona... Y en los puestos de nueva creación son las mujeres las que están sacando mejores resultados en las pruebas de acceso, así que estarán mejor preparadas que los hombres.

-¿Cuáles son los proyectos que realiza Cajamar sobre responsabilidad social corporativa?

-La caja rural tiene un Fondo Social al que destina el 10% de su resultado neto para actuaciones de la Fundación Cajamar. Somos un centro colaborador de numerosas entidades como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de multitud de universidades como la almeriense e, incluso con empresas para proyectos de investigación que mejoren la productividad del campo almeriense, mediante nuevas técnicas o aplicaciones.

-En ese sentido, ¿se ha observado una creciente demanda de financiación por parte de los agricultores para aplicar sistemas de producción integrada?

-Sí, el sector ha realizado una importante apuesta y nosotros siempre lo vamos a apoyar porque supone una mejora de la agricultura almeriense, que es nuestro sector estratégico. Siempre que se supere el criterio de viabilidad, no hay limitaciones para financiar este tipo de apuestas que suponen el futuro de la agricultura. El sector hortofrutícola siempre contará con nuestro apoyo financiero y técnico. El grado de concienciación del productor por esta nueva agricultura es muy elevado, así como el de la administración, que ha mostrado todo su apoyo, algo que es esencial para el campo.

-Además, contáis con la ayuda de la Estación Experimental de Las Palmerillas.

-El trabajo que viene desarrollando la Estación Experimental de Las Palmerillas es importantísimo porque tiene un gran número de proyectos en desarrollo. Los principales son los estudios y análisis permanentes en temas de nuevos sistemas de cultivo, tratamientos, lucha biológica, la mejora de los plásticos en la agricultura y, sobre todo, en lo referente al ahorro y optimización del agua. También proyectos de mayor calado como es el de la producción de algas marinas para la obtención de un producto, la gluteína, que tiene unas propiedades que le otorgan una salida farmacológica muy importante y que, últimamente, se hablaba como fuente de alimentación masiva de los peces criados en piscifactorías. Y otras iniciativas de gran peso como son las aportaciones que realiza Cajamar en la investigación del genoma del tomate y de la uva para mejorar su productividad, su textura o su sabor.

-¿En qué trabaja ahora el Instituto de Estudios?

-Además del boletín bimensual que se realiza, hay estudios e informes sectoriales que se preparan con carácter periódico y también se edita el Mediterráneo Económico, cuya última publicación fue Europa en la encrucijada, presentado por Josep Borrell. El Instituto de Estudios está ya ultimando su último volumen de esta publicación, que saldrá el próximo 8 de mayo.