antonio gutiérrez, Economista y ex secretario general de CCOO

"La degradación del PSOE empezó con Felipe González"

Antonio Gutiérrez, Economista y ex secretario general de CCOO

Antonio Gutiérrez, Economista y ex secretario general de CCOO

-Después de toda su trayectoria en el sindicalismo y la política, acaba de hacer una tesis sobre la reforma laboral. ¿Qué efectos está teniendo?

-En primer lugar, hay que desmentir que haya servido para mejorar la eficiencia de la economía o su competitividad, sino que ha devaluado el trabajo y los proyectos empresariales, que ahora son también precarios. Competir en precios y salarios es propio de países en vías de desarrollo.

-¿Qué debería cambiar, por tanto?

-Para empezar, hay que reformar lo que nunca se ha cambiado. Llevamos 52 modificaciones desde que en 1980 se aprobó el Estatuto de los Trabajadores, pero nunca se ha transformado el modelo de crecimiento productivo español. Y en ningún país industrializado las leyes laborales están al margen del sistema productivo.

-Usted mismo ha sido víctima de la reforma laboral, con el ERE de 2013 en Caja Madrid. ¿Cómo se vive todo ese proceso?

-Me encontré con 63 años y una indemnización de 20 días por año trabajado, pero afortunadamente soy economista y me sigo ganando la vida como autónomo. De todas formas, lo grave es el despilfarro del conocimiento que se está dando. Me parece de un cinismo intolerable cuando el Gobierno habla de movilidad exterior para referirse a los jóvenes que tienen que emigrar para trabajar.

-¿Tan distante está la clase política de la calle para que ninguna de las reformas haya acertado?

-No es que estén distantes, es que los sucesivos gobiernos han adoptado la línea más fácil: favorecer el beneficio empresarial a costa de degradar el empleo. Se suele decir que un gran estadista es aquel capaz de tomar decisiones duras, pero la mayoría de las veces han sido también medidas tremendamente injustas.

-En su juventud lo despidieron por pedir tiempo para comer un bocadillo y la semana pasada echaron a varias mujeres de una gasolinera por no querer ponerse un uniforme con falda. ¿Tan poco ha cambiado la situación?

-Los derechos laborales no se heredan, cada generación tiene que proponerse seguir luchando. Y a mí me despidieron por idiota, voy a desdramatizar: a quién se le ocurre en pleno franquismo pedir 25 minutos para comerse un bocadillo.

-¿Hay que pagar algún precio para hablar con tanta libertad?

-Tienes que pagar un precio individual, pero al final la gran factura la paga la democracia cuando los políticos no hablan con libertad y se dice hoy lo que conviene y mañana, lo contrario.

-¿Y percibe que eso esté pasando en la actualidad?

-Se habla de la desafección hacia la política y está relacionado con que las políticas son intercambiables y los discursos oficiales no coinciden con las políticas que luego se ejecutan. La congruencia entre política, objetivos e ideales está rota.

-¿Se siente desengañado de la política?

-Al contrario, nunca he sido ingenuo. Empecé con 16 años luchando contra la ley orgánica de Franco y cuando en España con sólo soñar la libertad te convertías en un delincuente. Ése fue el camino que tomé. A base de abusar de políticas intercambiables entre derecha e izquierda, la gente ha empezado a mostrar indiferencia y desprecio, ése es el problema.

-Llegó a decirle "no" a Podemos en Madrid en 2015...

-Agradecí muchísimo la deferencia que tuvieron, aunque les respondí que no necesitaba ningún cargo para colaborar. Les eché una mano con el programa económico, pero advertí que no estaba dispuesto a renunciar a mi libertad individual, a acatar disciplinas de voto. La disciplina en política muchas veces encubre servilismo. Y, sobre todo, porque no compartía su visión sobre la autodeterminación y el derecho a decidir. El nacionalismo es cosa de ricos que no quieren compartir.

-¿Qué futuro le vaticina al PSOE?

-Está en una disyuntiva y la clave está en que recupere su credibilidad, porque no sería la primera vez que la historia arrincona un bello recuerdo. El origen de su degradación está en el cesarismo que instauró Felipe González. El cesarismo tiende a la mediocridad intelectual y al oportunismo político. Y una vez que eso se adueña de un partido, cada césar que viene después es más mediocre y oportunista. Lamentablemente, con el golpe de mano que dieron contra Pedro Sánchez se evidenció una vieja técnica de los aparatos: dinamitar el debate de las ideas.

-¿Y a quién considera más apropiado para estos retos: Susana Díaz, Pedro Sánchez o Patxi López?

-No soy militante y no tengo que votar, pero sí me gustaría que el partido recuperara la congruencia. Me sorprende que nadie haya dicho que Susana Díaz sólo pronuncia eslóganes, pero no aporta ideas ni realidades. Y que tras esos eslóganes se presente como una persona ganadora, cuando en Andalucía no ha hecho otra cosa que perder, pues obtuvo menos votos y menos diputados. Para colmo, cambió un pacto de izquierdas con IU por uno de derechas con C's.

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