España

Pierde el nacionalismo, gana el PP

LAS elecciones en el País Vasco arrojaron una derrota del nacionalismo encabezado por el PNV frente al constitucionalismo liderado por el PSOE. Aunque el peneuvista Juan José Ibarretxe será el encargado inicialmente de buscar apoyos para ser investido merced a los 30 diputados cosechados por su partido, la aritmética parlamentaria no engaña y Patxi López, que consiguió seis escaños más que en 2005 para el PSE (24), puede convertirse en el primer lehendakari socialista si logra el respaldo del PP (13), que ha obtenido unos resultados muy decorosos pese a la pérdida de 60.000 votos, y de UPyD (1).

Esta opción, que no era la que más gustaba en Ferraz antes de la celebración de los comicios, complicaría muy mucho la estabilidad del Gobierno de Zapatero, que se vería obligado a buscar de forma decidida el apoyo de CiU en Madrid para paliar una eventual ruptura con el Grupo Parlamentario Vasco. Así, los nacionalistas catalanes resultarían vitales en una legislatura que el líder socialista pretende agotar para intentar llegar a 2012 sin el lastre de la crisis económica. Los acuerdos con el Grupo Parlamentario Catalán incluirían, sin duda, una reforma de la financiación autonómica más ventajosa para Cataluña y, por tanto, más perjudicial para Andalucía. Eso sí, está por ver si el vicepresidente económico, Pedro Solbes, está ahora dispuesto a plegarse a nuevas correcciones para satisfacer a CiU.

Aunque Zapatero dejó al PSE manos libres para pactar alianzas, a nadie se le escapa que en las próximas semanas la lógica tendrá tanto o más peso en la toma de decisiones de los socialistas que la aritmética, y por eso aún puede ocurrir de todo.

Si en el País Vasco el signo del Ejecutivo está aún en el aire, en Galicia no. El PP logró una victoria sin paliativos ante un PSdeG y un BNG que han pagado en las urnas cuatro años de Gobierno de cohabitación más de que coalición. El electorado gallego se movilizó con la participación más alta de toda la historia en estos comicios -el mito de que la abstención beneficia a la derecha ha fenecido aquí- para echarles. (Que ahora el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, quiera culpar a Pérez Touriño por no haber adelantado las elecciones a octubre no le exime de una responsabilidad que bien ha asumido el candidato a la reelección con su dimisión). Y premió de camino a Alberto Núñez Feijóo, un político afín a Rajoy que apostó por la moderación para recuperar Galicia.

¿Y Rajoy? Atenazado por los casos de corrupción y espionaje y por unos sondeos que ponen de manifiesto la incapacidad de su partido para superar al PSOE pese a la crisis económica, ha logrado en Galicia un balón de oxígeno que le permitirá acallar definitivamente el ruido interno, minimizar el daño de los escándalos (si los encara con mano dura) y afrontar las próximas elecciones europeas con cierto optimismo.

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