La Estación Experimental de la Fundación Cajamar ha hecho balance de las actividades, estudios y proyectos que ha realizado a lo largo de la presente campaña, y la conclusión es clara: la agricultura almeriense debe continuar apostando por la lucha biológica.

El centro ha hecho ensayos en cultivos de calabacín, tomate, sandía y pepino, en los que el control biológico presenta ya unas bases asentadas, aunque se aconseja realizar revisiones periódicas para obtener los mejores resultados posibles.

También ha evaluado los calendarios y dosis de sueltas, la instalación de enemigos naturales para observar cómo evolucionan atendiendo a distintas temperaturas, los diversos alimentos, así como los distintos niveles de tecnología en los invernaderos.

El seminario, que contó con la participación de 160 personas relacionadas con el sector, abrió con la exposición de Antonio Acedo, becario de la Estación Experimental, quien presentó los resultados de dos ensayos de pepino y calabacín para un ciclo de otoño tardío. A continuación, el investigador David Meca presentó un avance de resultados de los ensayos de cultivares de tomate cherry en ramo, pera baby y tomate en ramo, donde se compararon los nuevos cultivares tolerantes al virus TYLCV.

Juan José Magan presentó los resultados de la comparativa que se está realizando desde hace varios años entre un invernadero multitúnel con cubierta de polietileno y otro tipo venlo con cubierta de cristal. El cultivo estudiado fue pepino Almería, que mostró una mayor productividad en el multitúnel que en el venlo (17,5 frente a 14 kg/m2), como consecuencia del mayor número de frutos recolectado en el primero. Esto sucedió a pesar de su menor transmisión a la radiación y pudo ser debido a la mayor difusión del material de cubierta y al mayor nivel higrométrico y de concentración de CO2 alcanzado.