flamenco

Crónicas granadinas

  • El periodista Miguel Ángel González publica un exhaustivo inventario de los estilos flamencos de Granada.

Este es el tercer libro aparecido en las últimas décadas sobre la mista temática. El primero fue Cantes y bailes de Granada (1993) de José Luis Navarro, en el que se hacía un minucioso inventario de los estilos asociados a la capital y a la provincia. Luego llegó Zambras de Granada (2011) de Curro Albaicín, una obra que combina la erudición con la experiencia personal y familiar y que aporta una extensísima nómina de artistas granadinos, singularmente los vinculados al Sacromonte.

Miguel Ángel González dedica parte de su obra a desmentir las teorías de Molina y Mairena, sobre todo en lo que se refiere a tangos y fandangos. Dichas teorías fueron refutadas tiempo ha. No cabe duda hoy de que el origen del tango es negro-cubano. González introduce esta segunda teoría, aunque su hipótesis va más bien en la línea de un origen africano de los tangos. En todo caso hace un exhaustivo inventario de los tangos de Granada. Las teorías de Molina y Mairena reaparecen en el capítulo del fandango, estilo muy minusvalorado por los autores. Hoy en día, como digo, cualquiera que se acerque con un mínimo de rigor al hecho jondo admite que el fandango es uno de sus estilos fundamentales, no sólo por su antigüedad, ya que está en España al menos desde el siglo XVIII, también por su fertilidad: malagueñas, granaínas, cantes de las minas, fandangos de Huelva y de Málaga y los fandangos propiamente dichos están basados en este rico tronco flamenco.

Manual de los cantes de Granada aporta, además de este inventario de estilos de la provincia, análisis musicales y literarios de los mismos, los primeros del músico Esteban Valdivieso. Los exhaustivos análisis musicales muestran la variedad del riquísimo patrimonio jondo de Granada. La hipótesis del primitivismo de los estilos sacromonteños se basa precisamente en dichos análisis.

Independientemente de su antigüedad, la mosca, la cachucha, la alboreá y los fandangos granadinos son estilos bellísimos, en los que se ha conservado también un patrimonio lírico impagable, alejado del proceso de edulcoramiento al que otros cantes han sido sometidos en nuestros días.

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