Flamenco

Nuevos hitos en la historia del flamenco

  • El doctor en Bellas Artes José María Bonachera publica una colección de ensayos con una mirada personal a la historiografía del flamenco.

Antonia Mercé 'La Argentina' bailó en el Teatro Imperial de Tokio en  1929.

Antonia Mercé 'La Argentina' bailó en el Teatro Imperial de Tokio en 1929.

El libro contiene tres ensayos relacionados con el flamenco de Granada, o en Granada. Eso sí, centrados, aunque sin señalarlo, en el fenómeno jondo del cante. No se trata, por tanto, de una Historia del Flamenco en Granada que sumar a las que ya existen. En el primero de los ensayos, titulado De lo biológico a lo biográfico se hace un repaso historiográfico del flamenco en sus primeros 80 años. De las Escenas Andaluzas (1847) de Estébanez Calderón, en las que, cabría añadir, jamás se usó esta denominación de flamenco, subraya Bonachera su "encuadre distanciador y esteticista".

El siguiente hito de la visión intelectual del flamenco es la Colección de Cantes Flamencos (1881) de Machado Álvarez que Bonachera interpreta como una mirada evolucionista, cientifista por tanto, sobre lo jondo. Con Núñez de Prado y sus Cantaores andaluces (1904) surge, según Bonachera "una sentimentalidad específica, la del flamenco". Este proceso culmina con la celebración del Concurso de Cante Jondo de Granada (1922), objeto específico del segundo de los ensayos de este libro, en el que Bonachera ve el surgimiento de una "identidad histórica" en lo jondo que marcará el futuro de este arte en relación a su diálogo con el pasado. Obviamente, como arte romántico que es, el diálogo con el pasado está en el flamenco desde sus mismos orígenes, en torno a la fecha de publicación del libro de Estébanez Calderón, pues fue en ese mismo año, aunque en otro lugar, cuando por vez primera se usó la denominación de flamenco para el cante y el baile. Pero una cosa es hablar con el pasado y otra hacerlo con el propio pasado. Bonachera se centra en su recorrido historiográfico en los libros, aunque en este periodo, entre 1847 y 1922, con sus apéndices, la entrega de la Llave del Cante a Vallejo y el libro Arte y artistas flamencos, en 1926 y 1935 respectivamente, encontramos infinidad de otros testimonios de lo jondo, en la prensa, la discografía y el cinematógrafo, que aportan una visión más completa y abierta del fenómeno.

Los últimos hallazgos nos dan una imagen del flamenco decimonónico como arte cosmopolita

Los actuales historiadores del flamenco nos centramos en estos nuevos datos, aparecidos muchos de ellos en los últimos 20 años, que nos ofrecen una visión más dialogante, luminosa y cosmopolita del flamenco que la de la flamencología tradicional, centrada en el cante. Aunque el cante también conquistó París, Londres y Nueva York, fueron las danzas flamencas las responsables principales de esta universalización de lo jondo: recordemos, entre otras muchas, a Carmencita en Nueva York, a La Cuenca en La Habana, a La Macarrona en París o a La Argentina en Tokio. Todo ello ocurrió en este mismo periodo del que hablamos. Los hitos de la reciente historia del flamenco son otros. El primero de ellos es la primera mención a lo que hasta ese momento se denominaba como bailes y cantos españoles, andaluces, nacionales, boleros, del país, como bailes y cantes flamencos. El documento, publicado en El Espectador de Madrid en 1847, fue dado a conocer por Faustino Núñez hace unos años.

Otro hito fundamental es el dato de que El Planeta, tenido por uno de los primeros cantaores y protagonista de algunas de las Escenas Andaluzas de las que hablábamos más arriba, era hermano del famoso bailarín Luis Alonso. Este dato, junto a la evidencia de la génesis musical y coreográfico del flamenco en los estilos llamados boleros, es el origen de nuestra teoría de que el flamenco procede, en línea directa, de los mencionados estilos. De hecho, el propio Silverio Franconetti, que era un excelente publicista, jamás utilizó en sus documentos promocionales la denominación de flamenco sino las anteriores de cantes del país, nacionales o andaluces.

Otro hito es Carmencita protagonizando en 1894 la primera filmación de una mujer en la historia de la humanidad. Otro es las primeras grabaciones sonoras en cilindros de cera de seguiriyas, soleares, peteneras y malagueñas, incluyendo una guajira a piano cantada por el Canario Chico. Otro hito es el maestro de bailes Juan Martínez poniendo pies en polvorosa de la Revolución Rusa, hace justo ahora 100 años.

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