clásica

La lírica de lo efímero

  • El tenor venezolano Alain Damas y el pianista cántabro Diego Rivera registran para Orpheus un álbum con canciones de cámara de tres siglos.

El tenor Alain Damas (a la derecha) y el pianista Diego Rivera.

El tenor Alain Damas (a la derecha) y el pianista Diego Rivera. / josé ángel garcía

Alain Damas participó recientemente en el estreno en España de La caída de la casa Usher, ópera de cámara de Philip Glass que ofreció Zahir Ensemble en el Teatro Central de Sevilla el pasado 26 de abril. Unos días antes había presentado en el Espacio Turina junto a Diego Rivera su último disco, publicado en el sello Orpheus, Secret sonnets, que incluye canciones de Schubert, Liszt, Poulenc, Rajmáninov y Tosti, así como un par de arreglos de arias de óperas de Gluck, que abren el CD: "Nos encantan. Son como una apertura metafísica del disco", afirma el cantante.

Y luego continúa: "Quisimos hacer algo diferente. Hicimos mucho trabajo sobre los versos, buscando una expresividad variada, en lugar de estar tan preocupados por la línea. Por ejemplo, de los Sonetos de Petrarca de Liszt hay muchísimas grabaciones maravillosas. Pavarotti es uno de mis tenores favoritos, por su vocalidad, su línea de canto, pero en su versión resulta todo muy lírico, muy operístico. Hay detalles en la palabra de Petrarca que son muy importantes resaltar, y por eso quise hacer muchos contrastes, variaciones temáticas, trabajar en base a las dinámicas. Quisimos dar énfasis a la palabra, porque los dos tenemos antepasados vinculados al mundo de la poesía. Andrés Eloy Blanco era primo de mi abuelo. Y mi abuelo mismo era dramaturgo y novelista, escribía zarzuelas. La abuela de Diego era una maravillosa poetisa catalana, Ángeles Cardona. Escogimos este repertorio por eso. Las dos últimas canciones, las de Tosti, son un poco como un regalo que nos hacemos, para suavizar la profundidad intelectual del resto del repertorio".

Trabajamos mucho los versos, buscando una expresividad variada, en lugar de preocuparnos tanto por la línea

"Con las de Gluck al principio son las más atípicas, son como puertas que se abren y se cierran, y en medio está el meollo, que tiene que ver con la poesía, la emoción, lo efímero", tercia Diego Rivera, quien lleva un par de años trabajando con Alain Damas. "Fui hace años alumno suyo en los cursos de Pressjovem en Córdoba. Él impartía un taller de acompañamiento vocal, que fue lo que más me impresionó de aquellos cursos, porque lo mezclaba con expresión corporal, teatro... Yo he cantado desde pequeño y sentía una enorme afinidad por el repertorio vocal. Me inicié en la música a través del canto, aunque luego lo canalizara todo mediante el piano. Pero en ese curso con Alain vi claramente que se me abría esta puerta".

Rivera rechaza en cualquier caso la idea de la especialización: "No me gustan para nada las etiquetas, me parecen antiartísticas. Trato de hacer lo mejor que pueda aquello por lo que en cada momento sienta más impulso por hacer. Toco repertorio solístico, tanto de recital como con orquesta. Ahora mismo estoy trabajando mucho en torno a Bach, también unos Estudios de Chopin, que me han servido como una especie de catalizador para encontrar una técnica nueva, que además puedo aplicar en otras cosas, me he metido por primera vez en Messiaen, estoy estudiando obras de Rajmáninov, Thomas Adès, Mozart, Beethoven... Y cuando hago repertorio vocal, que es algo que necesito, sería muy aburrido trabajar siempre solo, lo entiendo de forma camerística, no me gusta pensarlo en modo acompañante. Nuestro trabajo es vital para mí. El repertorio vocal está muy dentro de mí y lo siento con una emoción superior a cualquier otro tipo de repertorio camerístico".

"De hecho -añade Damas- seleccionamos las piezas pensando en que fueran también muy atractivas desde el punto de vista pianístico, y todas son complicadísimas". "El repertorio es en efecto muy pianístico -confirma Rivera-. Rajmáninov fue posiblemente el mejor pianista de la historia. Poulenc escribe de una manera muy peculiar para el piano, es muy idiomático. Schubert fue un gran pianista, Liszt ni digamos. Todo está muy bien escrito para el instrumento, y cuanto mejor está escrito mayores son las posibilidades de uno para crear. Desde el primer día me di cuenta de que esto exige de mí unas cualidades que no me exigiría a mí mismo si estuviese solo. Y entendí que puedo trasladar lo que esto me exige a cuando estoy solo, enriqueciendo así mi labor solística. Esa flexibilidad de sentir que te tienes que acercar al repertorio con un timbre diferente, un sonido distinto... Eso exige una técnica diferente, un acercamiento intelectual distinto".

Para Alain Damas, cantante habitual en producciones operísticas de todo tipo, conciertos sinfónicos y recitales camerísticos, la flexibilidad es también fundamental: "Lo bueno de este repertorio es que da para distintos tipos de interpretación. Cada vez que lo afrontamos encontramos detalles diferentes, porque nuestras vidas van cambiando y eso afecta a la interpretación. En Schubert trabajamos mucho la línea de canto, la prosodia, que el alemán se escuche perfectamente. De hecho, teníamos un cuarto lied suyo grabado, pero no nos gustó y lo quitamos del CD. Cuando estudié en Venezuela, una profesora de repertorio, muy amiga mía, era de Moscú, ella me ayudó mucho con el idioma. Siendo jovencito hice un concierto sólo de compositores rusos, Glinka, Rajmáninov, Chaikovski, Rubinstein. Me encanta la literatura rusa, Turguéniev, Nabokov... Ha sido mi experiencia de vida. Por eso el Rajmáninov, que para Diego además era muy atractivo a nivel pianístico. Y lo mismo puedo decir de la poesía francesa, esas pequeñas joyas de Apollinaire que pone Poulenc en música".

"Cada vez que lo hacemos es una experiencia nueva -añade el pianista santanderino-. Además vamos variando algunas cosas, el repertorio no es siempre idéntico. Y aunque lo llevamos todo muy preparado, la intuición también juega su papel". "Este repertorio te da cierta libertad, aunque dentro de unos patrones, claro está. Esa misma intuición hace que todo sea muy fisiológico. En principio el proyecto se iba a titular La lírica de lo efímero, porque justo cuando lo preparábamos escuché a Fernando Savater hablar en una conferencia del carácter efímero del arte: el hecho artístico jamás se repite, ni siquiera cuando escuchas una grabación", añade Damas.

El disco lo han presentado ya en San Sebastián, Madrid, Sevilla y en Venezuela, donde "la experiencia fue increíble". "Se llenó la sala de un público atentísimo. La conexión fue impresionante", recuerda Rivera. Aunque residente en España desde hace 20 años, la situación de su país preocupa mucho al tenor venezolano: "Mis padres viven en las afueras de Caracas. Estoy en un chat con mis amigos de colegio, así que me entero de lo que pasa enseguida, porque hay mucho rumor interesado, que difunden desde el Gobierno para atenazar al pueblo mediante el miedo. La situación es terrible".

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