Clásica

El violonchelo de la República

  • El violonchelista Iagoba Fanlo y el pianista Pablo Amorós registran en el sello IBS cinco obras de sendos compositores españoles de la conocida como Generación de la República

El violonchelista Iagoba Fanlo y el pianista Pablo Amorós.

El violonchelista Iagoba Fanlo y el pianista Pablo Amorós. / miguel A. fernández

En diciembre de 1930 se presentó en la Residencia de Estudiantes de Madrid el llamado Grupo de los Ocho, ocho compositores nacidos en torno al cambio de siglo, vinculados a la capital española y que habían iniciado su actividad artística adulta en torno a 1920. Uno de ellos, Gustavo Pittaluga escribió para la ocasión un manifiesto que vinculaba su estilo al de Los Seis franceses: "Hacer música, este es el único propósito, y hacerla sobre todo, antes que nada, por gusto, por recreo, por diversión, por deporte", escribió Pittaluga. Los Ocho fueron la facción más visible de lo que historiográficamente ha sido conocido después como Generación de la República (o Generación del 27, en asimilación al grupo literario, mucho más célebre, que floreció por la misma época), un conjunto de compositores heterogéneo pero herederos del arte de Falla que, después de un tiempo de olvido, empiezan a ser revindicados, aunque no sin problemas. "No conocía su música", admite el pianista cordobés Pablo Amorós, "pero cuando Iagoba me propuso este trabajo y empezamos a ensayarla, quedé absolutamente prendado".

El violonchelista donostiarra Iagoba Fanlo empezó a recopilar música de estos compositores para su instrumento "hace cinco o seis años". "Hay muchísima, y de un nivel altísimo. Estamos ante una generación de compositores excepcionales a los que atropelló una guerra que hizo que muchos tuvieran que exiliarse. De hecho los cinco compositores que acabé escogiendo para este disco acabaron exiliados". Son los madrileños Roberto Halffter y Salvador Bacarisse, el tarraconense nacionalizado británico Roberto Gerhard, el aragonés Simón Tapia y la asturiana María Teresa Prieto.

El Adagio y Fuga de Prieto se graba por primera vez, "lo que es incomprensible", destaca Fanlo. "Si Bach hubiera vivido en el siglo XX habría escrito así, y lo digo yo, que soy un apasionado del arte de Bach", y sigue: "Se trata de la obra más solemne y monumental de las que se incluyen en este disco. La partitura la encontré a través de un anticuario en California". "Posiblemente sea la obra menos reconocible como española, tiene un carácter más escolástico, como homenaje evidente a Bach", añade Amorós. "Pero es una música extraordinaria. Que nadie piense que esta pieza cumple el papel de cuota femenina en nuestro disco. La obra es buenísima", y en el mimo sentido añade su compañero: "Si no decimos el nombre de su autor, ¿puede haber alguien que al escuchar la música sepa si la escribió una mujer, un hombre, un negro, un judío, un rojo, un blanco...? A mí eso me da igual. La música de María Teresa Prieto es buenísima. Eso es lo que me importa. Tengo en reserva su Concierto para violonchelo, dificilísimo, que haré con la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias en la temporada 2018-19, y espero grabar también".

Catedrático desde hace años en el Superior de Madrid, el violonchelista vasco no entiende tampoco que la obra de Bacarisse (Introducción y Variaciones) estuviese inédita. "Es la primera vez que se toca. Me puso sobre la pista del manuscrito Miguel Ángel Marín. Es una obra fabulosa, escrita en París: se nota el entorno. Nace de la mejor tradición vinculada a la capital francesa, de Debussy a Honegger". Más conocidas son las Sonatas de Halffter y de Gerhard. "La primera no es fácil de describir: formalmente es extraordinaria, pero tiene también la frescura típica de Halffter. Su lenguaje es personalísimo y la escritura es perfecta, si mueves un sostenido provocas un desastre. En cuanto a la de Gerhard, tiene un segundo movimiento de un lirismo maravilloso y un tercer tiempo en el que emplea un motivo de una canción de las milicias republicanas. Hay pese a todo en Gerhard giros sarcásticos un poco a lo Shostakóvich, una especie de queja sobre la realidad. Es música de un melodismo franco, convencional incluso, pero con ese toque personal de acidez". Menos conocida es posiblemente la personalidad de Simón Tapia, que, como Halffter y Prieto, acabó también en México: "Fue reclamado directamente por el presidente Cárdenas para el Colegio de España, cuando Tapia estaba en un campo de concentración francés. Tapia había sido alumno de D'Indy en París. Su Sonata no tiene desperdicio. Lleva toda la Segunda Escuela de Viena dentro".

Para Amorós, "es una obligación dar a conocer la obra de estos compositores, pero también un placer y una satisfacción. En octubre presentamos tres de estas piezas en Lima, en un concierto en el que hicimos además la Sonata de Debussy y la Arpeggione de Schubert, y la gente se entusiasmó... ¡con la música española! Lo otro gustó, claro, son grandes obras de repertorio, pero fue la música de Prieto, Tapia y Halffter la que más impactó". Para Fanlo "estos músicos beben de Falla, pero se abrieron a las vanguardias artísticas, cada uno a su manera. En estas obras hay una calidad artística extraordinaria y un trasfondo histórico que todo el mundo debería conocer. Nuestra grabación no está puesta al servicio de ningún interés, político o de otro tipo. Sólo queremos aportar justicia a la difusión de la obra de unos maestros excepcionales y demasiado olvidados. Espero que hayamos sabido recrearlas como se merecen. El CD está grabado además en una sala de una acústica espectacular, la del Auditorio Manuel de Falla de Granada, por unos técnicos extraordinarios y con unos instrumentos de primer nivel. ¿Que por qué tendría la gente que comprar este disco? Por todo esto que le llevo dicho, porque es una música buenísima y accesible, que van a disfrutar en casa, en el coche, donde sea".

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