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Italia se cita de nuevo con las urnas

  • Una campaña "aburrida" da paso a la desaparición de las grandes coaliciones y a la lucha entre dos grandes partidos · Berlusconi y Veltroni han moderado sus posturas y apenas hay diferencias entre ellos

Un total de 47,2 millones de italianos están llamados a votar este fin de semana para renovar el Gobierno de su país. Los electores deberán elegir entre las 32 listas que se presentan y entre las que sobresalen el Pueblo de las Libertades (PDL) de Silvio Berlusconi y el Partido Democrático (PD) de Walter Veltroni. Además de la desaparición de las grandes coaliciones de Gobierno, la otra novedad de esta convocatoria es precisamente la falta de diferencias y polarización entre ambas formaciones.

El PDL de Berlusconi ha presentado sus prioridades en forma de siete misiones, la primera de las cuales es "relanzar el desarrollo" y sanear las cuentas públicas, mientras que en segunda posición figura el "apoyo a la familia".

El principal partido del centro-derecha también se ha comprometido a aumentar la seguridad y la justicia, los servicios y potenciar la economía del sur del país, históricamente menos desarrollado que la zona septentrional.

Por último, el partido de Berlusconi ha asegurado que impulsará el federalismo, como respuesta a una de las principales demandas de su principal aliado, la Liga Norte, el partido secesionista que lidera Umberto Bossi.

Durante la campaña Il Cavaliere también se ha pronunciado a favor de los grupos más desfavorecidos, como los pensionistas, con quienes se ha comprometido a aumentar sus ingresos al nivel del coste de la vida.

El nuevo partido de Berlusconi se presenta en alianza con la Liga Norte (radicado en las regiones del Veneto y la Lombardía) y el siciliano Autonomía Sur. Todas las encuestas dan como ganador de nuevo al magnate, que podría asumir por tercera vez el poder.

Veltroni, en cambio, ha llegado a un acuerdo con los radicales y el ex magistrado y ministro de infraestructuras en funciones, Antonio di Pietro, líder del partido Italia de los Valores.

Su programa electoral se centra en el apoyo a los trabajadores precarios, las ayudas para la vivienda, así como medidas para disminuir el peso de la burocracia italiana y una reducción sustancial de los parlamentarios.

En el terreno de los derechos civiles, el PD se comprometerá a sacar adelante una ley de parejas de hecho y el testamento vital, medidas que ya dieron de qué hablar en la pasada legislatura pero nunca lograron avanzar lo suficiente para convertirse en ley.

Según explicó a Europa Press el politólogo y docente de la universidad Luiss de Roma, Giovanni Orsina, "una de las novedades de estas elecciones es la falta de polarización entre ambos candidatos". A diferencia de las otras campañas, "la distancia programática" entre los dos frentes "se ha reducido".

Esto ha provocado una considerable disminución de la "temperatura política" durante la campaña, hasta el punto de llegar a ser "aburrida" para muchos ciudadanos, lo que podría conllevar incluso un "aumento de la abstención", aseguró Orsina.

Los partidos situados más a la izquierda han aprovechado esta circunstancia para atacar a su ex aliado, el PD. Tal es el caso del socialista Enrico Boselli que calificó la campaña de "verdaderamente extraña", ya que "empezamos con sólo un Berlusconi y ahora, con el Partido Democrático, tenemos dos, uno más viejo y otro más joven", en alusión a Veltroni.

La segunda novedad es que los principales contrincantes ya no se agrupan en grandes coaliciones sino en partidos. El punto de arranque fue la creación del Partido Democrático (PD), la fuerza que nació de la unificación de los dos principales partidos del centro-izquierda. Su fundación rompió decididamente la tendencia a la formación de pequeños partidos, que conduce a la imparable fragmentación política y a la incapacidad de los gobiernos italianos para mantenerse en pie durante una legislatura entera.

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