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Sarkozy, un hiperactivo ambicioso

  • El presidente francés, que había sido elegido en mayo de 2007, llegó al año de la crisis con una alta cota de popularidad.

IGNACIO MARTÍNEZ

Director adjunto de

Publicaciones del Grupo Joly

El año pasará a la historia emparejado con 1929, como los años de las catástrofes económicas mundiales más famosas. Y Nicolas Sarkozy (París, 1955) figurará en esa crónica como uno de los líderes mundiales más activos contra la crisis. El presidente francés, que había sido elegido en mayo de 2007, llegó al año de la crisis con una alta cota de popularidad, producto del último impulso de la bonanza económica y de la trasversalidad de su Gobierno en el que contó con grandes figuras del socialismo galo. Sus devaneos amorosos con la modelo y cantante Carla Bruni fueron radiados y televisados a todo el mundo en la entrada de año por tierras de Jordania y Egipto. Su popularidad cayó en picado y la antigua novia de Eric Clapton y Mick Jagger se convirtió tras un corto noviazgo en la tercera señora Sarkozy el 2 de febrero de 2008.

Arreglados sus asuntos sentimentales, el índice de aceptación del presidente subió hasta que en el segundo semestre aumentó el paro, aunque mucho menos que en España. Francia terminó 2008 con 2,11 millones de parados. En 2009 su desempleo puede llegar al 9 por ciento y su PIB se reducirá un 1,8 por ciento. La recesión francesa será la menor de los cinco grandes países de la UE. Aun así, a final de enero hubo una huelga general en Francia, en protesta por la crisis, y manifestaciones en las que salieron a la calle entre un millón y dos millones y medio de personas. El presidente de la República intenta frenar el descontento ofreciendo un bálsamo paliativo: ha prometido ventajas fiscales a las industrias y a las clases medias y populares, más gasto social, un potente plan de obras públicas o ayudas a las personas mayores y mujeres solas.

Aunque ha dicho que duda si se presentará a la reelección en 2012, Sarkozy es un superviviente. Pasó una larga travesía del desierto durante el primer mandato de Jacques Chirac en El Elíseo, entre 1995 y 2002. Se equivocó de candidato; en las presidenciales del 95 apoyó a Eduard Balladur cuya presentación provocó un cisma en el partido gaullista RPR. Chirac se sintió traicionado y sólo a partir de 2002 contó con él como ministro de Interior y Economía. Al final, a pesar de los esfuerzos de Chirac por postular a sus primeros ministros Juppé o Villepin, muy a su pesar tuvo que ver cómo el díscolo Sarkozy se convertía en su delfín.

El tesón del joven presidente francés ha sido puesto de manifiesto con motivo del estallido de la crisis financiera mundial, movilizando a los jefes de Gobierno de la Unión Europea, cuya presidencia ejerció en el segundo semestre de 2008. Organizó reuniones de todos los formatos: de los cuatro grandes (Alemania, Reino Unido, Francia e Italia), de los miembros de la zona euro o de los 27 socios comunitarios. Su principal aliado fue el primer ministro británico Gordon Brown cuyas iniciativas de compra de activos y apoyo a los bancos salvaron al sistema financiero europeo en otoño. En 2009 ha vuelto a editar el tradicional eje francoalemán. En febrero presentó en Munich una iniciativa económica contra la crisis con Angela Merkel.

Sarkozy demuestra su talante de hombre decidido en materia de Defensa. Los últimos soldados de la Wehrmacht en retirada abandonaron Francia a principios de 1945: 64 años después vuelven como aliados. Un batallón germano de 500 a 700 hombres de la brigada franco alemana fundada en 1989, en la época de Mitterrand y Kohl, va a estacionarse de manera permanente en Alsacia o Lorena. Esta brigada fue el embrión del Eurocuerpo formado en 1993, una unidad que no ha prosperado más porque la Unión Europea ha abandonado la aspiración del Tratado de Maastricht (1991) de crear una "identidad europea de defensa". Los Tratados posteriores de Amsterdam, Niza o Lisboa dejan claro que la defensa de Europa se realiza en el seno de la OTAN. O esa, bajo el protectorado militar que los Estados Unidos ejercen sobre Europa desde la segunda guerra mundial.

Francia vuelve en 2009 a la estructura militar integrada de la OTAN que abandonó bajo la presidencia del general De Gaulle en 1966. El acontecimiento se producirá en abril, 43 años después, en una cumbre de la Alianza prevista en Estrasburgo (Francia) y Khel (Alemania), separadas por el Rín. Dos generales galos van a estar al mando de las bases de Lisboa y Norfolk (Estados Unidos). Cuando Chirac llegó a la presidencia de la República reclamó el mando naval del Mediterráneo, con base en Nápoles, pero los americanos no sueltan esa jefatura de operaciones. Prefieren dejar a Francia tareas de organización y planificación. Este gesto significa una aproximación entre la OTAN y la Unión Europea. Pero el audaz Sarkozy realiza la operación sin renunciar a su fuerza nuclear autónoma, ni al veto que mantiene para la entrada en la UE de Turquía, fiel aliado militar de Estados Unidos.

Turquía es, curiosamente, uno de los pocos países que habla con Israel y Hamas. Y entre las muchas iniciativas del presidente francés para 2009 está la celebración de una cumbre internacional en París sobre el conflicto de Oriente Medio. Sarkozy reivindica que el suyo es el país con la mayor comunidad judía y árabe de toda Europa. Y la UE es el principal socio comercial de Israel y el principal contribuyente de ayuda a Palestina. El líder galo piensa que no tiene sentido organizar una conferencia de ayuda a Gaza, porque Israel destruye siempre las costosas infraestructuras construidas con dinero europeo. Y apuesta por una conferencia de paz. Sarkozy es, además de un dirigente audaz e hiperactivo, un hombre ambicioso. Sarkozy, un hiperactivo ambicioso.

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