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El informe sobre la guerra en el Líbano critica el uso de bombas de racimo

  • Recuerda a Israel que las empleó de forma contraria al Derecho Internacional

Oculto entre más de 600 páginas de análisis de la gestión de la guerra del Líbano, de julio-agosto de 2006, un pequeño apéndice del Informe Winograd recuerda a Israel que en ese conflicto empleó bombas de racimo de forma contraria al Derecho Internacional.

Según datos de Naciones Unidas, Israel lanzó en los 34 días de enfrentamiento con la milicia libanesa de Hezbolá unos cuatro millones de estos artefactos, de los que un millón quedó sin explotar y ha causado desde entonces casi 40 muertos y 200 heridos en la población local y las tropas de la ONU encargadas de su desactivación.

En su documento final hecho público el miércoles, la comisión Winograd subraya que ninguna convención o tratado internacional prohíbe el empleo en sí de esas bombas, que al caer se fragmentan hasta en 650 pequeños explosivos, parte de los cuales, al no estallar en el momento, acaban convirtiéndose en algo parecido (sobre todo por su carácter letal) a las minas antipersonas.

La comisión expresa, sin embargo, su creencia de que Israel contravino la legislación internacional en su contienda con Hezbolá, lo que sucede cuando las bombas se usan contra la población civil y sin aportar mapas precisos de su localización. Estas bombas "son imprecisas" y "pueden causar daños mucho tiempo después" de su lanzamiento, por lo que Israel debe reconsiderar su forma de usarlas y dar a sus militares claras directivas al respecto, advirtió la comisión.

"Los responsables y soldados deben actuar de acuerdo con estas normas. Las fuerzas combatientes, especialmente en el teatro de operaciones, deben centrarse en la batalla y no en consultar asesores legales", señaló el informe de la comisión, presidida por el juez retirado Eliahu Winograd.

Sólo después, "deben ser examinados los casos y determinadas las responsabilidades si se hubiese dado una grave desviación de las normas obligatorias", agrega.

La comisión hace esta advertencia con carácter general y sin entrar a valorar las acusaciones de particulares de daños desproporcionados y crímenes de guerra contra la población civil libanesa durante el conflicto, en el que murieron más de mil libaneses -en su mayoría civiles- y 163 israelíes.

"No consideramos apropiado tratar estos asuntos, que forman parte de una guerra política y propagandística contra el Estado" de Israel, sentencia la comisión.

Por ello, el informe aborda sólo tangencialmente un polémico tema que generó las airadas críticas de organizaciones internacionales y de derechos humanos.

Para la Asociación por los Derechos Civiles en Israel (ACRI), esta llamada de atención a las Fuerzas Armadas es "insuficiente" pues lo sucedido en el Líbano fue "muy grave", explicó a Efe su portavoz, Melanie Takefman, quien pide una "investigación independiente y externa" al Ejército.

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