Miles de civiles huían ayer de Yamena, capital del Chad, donde reinaba una calma precaria y el Ejército afirmaba haber repelido a los rebeldes, decididos a proseguir su ofensiva para derrocar al presidente Idriss Deby.

El Consejo de Seguridad de la ONU "condenó firmemente los ataques" de los grupos rebeldes y "todos los intentos de desestabilización" en una declaración no vinculante adoptada ayer en Nueva York, en la que además llama a los estados miembros a apoyar al Gobierno chadiano.

"El Ejército controla bastante bien la situación, sin duda ha podido reorganizarse un poco", afirmó una fuente militar. Pero no se puede decir que haya acabado, puesto que "hay una columna rebelde de al menos una treintena de furgonetas no lejos, en la entrada norte de la ciudad", explicó.

Miles de habitantes huyeron hacia Camerún, afirmó el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), citando a responsables cameruneses. "Contamos con que muchas más lleguen" a orillas camerunesas del río Chari, al oeste de Yamena, dijo un portavoz de esta agencia, Ron Redmond.

"Todo el mundo huye del centro, muchos intentan ir hacia Kuseri", confirmó por teléfono a la AFP una comerciante chadiana. "La gente se acuerda de la guerra civil de 1979, muchos se habían quedado bloqueados en la ciudad por aquel entonces. Por ello se marchan (...), todo el mundo tiene miedo", relató.

El ministro de Minas, general Mahamat Ali Abdalá, comandante de las operaciones militares gubernamentales, aseguró que "el enemigo está en completa desbandada". "El tiempo demostrará que están derrotados", afirmó.

Pero la alianza rebelde, que cruzó todo el país, de este a oeste, en una semana para atacar Yamena, habla de una retirada meramente táctica. Uno de los jefes de la alianza rebelde, Timan Erdimi, declaró que sus fuerzas se hallaban en las entradas norte y sureste de Yamena.