Cultura

Atónitos y con la boca abierta ante las puertas

  • La indignación se apodera del público que critica a la artista por no actuar

Desde las ocho de la mañana estaba la joven Isabel de 14 años haciendo cola junto con sus amigas para poder ver a Shakira en directo. Era un evento importante y muy esperado, pues la ciudad pocas veces ha acogido un concierto de un artista internacional como ella. Consigió que su madre y sus profesores le dejasen saltarse las clases para no perder la oportunidad de ver a la colombiana desde la primera fila.

Aguantaron estoicamente tanto el calor como la lluvia que a mediodía amenazaba con suspender la actuación. La esperanza volvió cuando tras una pequeña llovizna, el cielo parecía aguantar. Pero la ilusión duró poco. A las siete de la tarde comenzaban a extenderse los rumores: que si la artista ni si quiera estaba en Almería, que si había suspendido su vuelo, que si no había ensayado... La gente no se creía lo que escuchaba. Pero pasadas las 20:15 horas se colagaba carteles en las puertas en los que se explicaba que el concierto era suspendido por problemas de montaje. Al parecer una grúa había caido al escenario y existía un elevado riesgo. Tras este anuncio, comenzaron los llantos, las caras largas y la indignación. Algunos exigían que la cantante diese la cara; otros cantaban a coro que "lo que pasa en Almería, no pasa en Madrid"; y otros achacaban esta falta de consideración con el público (la noticia definitiva de la suspensión se dio a las 19:30 horas, una hora antes del momento en el que se debían de abrir las puertas) a su romance con Piqué. "El otro día hizo esperar una hora y media en Barcelona por estar celebrando la Champions con los jugadores del Barça. Me parece bien que lo celebre, pero ella es cantante y debe responder ante su público", afirmaba Virgina Martínez, una joven llegada desde Segura de Molina (Murcia).

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