Cultura

El día que Chuck Berry cenó una sopa sobre el escenario del Maestro Padilla

  • Fallece el padre del rock and roll que estuvo el 29 de marzo de 2008 en Almería donde ofreció un gran concierto en el Auditorio Municipal

El rock está de luto. El mítico Chuck Berry fallecía el pasado sábado en su casa en el estado de Misuri en Estados Unidos. La legión de fans que tuvo el padre del rock and roll mostraban su tristeza por su desaparición a los 90 años.

Como todos los mitos, Chuck Berry fue siempre un personaje excéntrico, que dio siempre que hablar tanto sobre los escenarios como fuera de ellos. El 29 de marzo de 2008, Chuck Berry ofreció un concierto en Almería. Muchos no podían creer que una leyenda como Berry actuara en Almería.

Lo hizo en el Auditorio Maestro Padilla, en una noche con un lleno a rebosar. La contratación corrió por cuenta del Ayuntamiento de Almería, siendo concejala de Cultura, Lola de Haro. El contrato se gestó un año antes, con Pablo Venzal de concejal, y Lola de Haro cuando se convirtió en concejala de Cultura dio validez al acuerdo.

Este acuerdo se cerró con la empresa, DGB Producciones, que se asoció para este proyecto con la empresa del promotor madrileño, Carlos Javier López. El concierto ofrecido en Almería duró exactamente 50 minutos.

Ahora la llegada a Almería de Chuck Berry y todo lo que ocurrió esa noche se puede considerar una odisea, que muchos desconocen.

Las rarezas de una leyenda como Chuck Berry hicieron peligrar el concierto de Almería. El artista y su séquito habían dormido en el Hotel Nazaríes de Granada. Llegado el momento de trasladarse a Almería, Chuck Berry ni corto ni perezoso se subió al volante de uno de los dos Mercedes de alta gama que habían solicitado por contrato con la idea de conducirlo el propio artista.

Claro está que a los pocos kilómetros de Granada, Berry conducía a una velocidad endiablada, por lo que uno de los promotores Carlos Javier López le insinuó que en España por conducir a esa velocidad había pena de cárcel. En ese momento, en plena autovía, Berry frenó en seco y se bajó del coche. El resto del viaje lo hizo como copiloto.

Una vez en Almería y ya estando en los camerinos del Maestro Padilla faltando diez minutos para el concierto, Berry decidió salir del Auditorio para ver el restaurante chino que había solicitado por contrato para ir a cenar. "Nadie daba crédito a lo que estaba pasando, faltando solo unos minutos, se marcha del Auditorio. Los nervios todos a flor de piel", recuerda Diego Bravo, el promotor almeriense del concierto.

"Fueron a un restaurante chino de la Avenida del Mediterráneo, entró y pidió comida, concretamente una sopa de aleta de tiburón y varias cosas más. Me costó la cena 22 euros. Creo que es el catering más barato en mi trayectoria como promotor de conciertos. Él se fue sin pagar, luego fui yo y pagué" apunta Bravo.

"Recuerdo que Lola de Haro, la concejala me llamaba porque sabía que algo estaba ocurriendo. El concierto decidimos que comenzara un cuarto de hora más tarde. No hizo falta, conforme llegó del restaurante chino, Chuck Berry se colgó la guitarra y salió al escenario. Había mucho público que no se había sentado todavía y las luces estaban encendidas", dice Bravo.

Pero lo más surrealista de la noche ocurrió a la mitad del concierto. "En la mitad del concierto empieza a llamar a su asistente. No paraba de decir que tenía hambre. En ese momento la propia asistente se presenta en medio del escenario y le entrega la sopa. Se la comió sentado en su amplificador para asombro del público. Esto es algo que jamás he visto en un escenario, pero era Chuck Berry, una leyenda viva del rock and roll", sostiene Diego Bravo.

Aquel concierto siempre será recordado por el público que disfrutó con Berry, uno de los más grandes músicos de la historia. Para otros la cosa no fue tan fácil, porque Berry dejó constancia de ser un tipo como toda leyenda un poco caprichoso. Los amplificadores 'raros' que pedía el propio artista y que fueron a buscarse a Londres dos días antes por parte de una empresa almeriense no se llegaron a encontrar y se vinieron sin ellos.

En ese concierto estaba Charles Berry, el hijo del artista que llevó parte del peso del concierto, ya que no había que olvidar que Berry tenía en esas fechas, ya 81 años. A pesar de las vicisitudes del concierto, mereció la pena traer hasta Almería a Chuck Berry, un genio sobre el escenario. En la última canción de aquel concierto en Almería llamó a un grupo de chicas a subirse al escenario. Algo inolvidable.

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